ROMA, 20 junio 2001 (ZENIT.org).- El Gobierno de Sudán ha comunicado que reanudará las incursiones aéreas tras haber anunciado una interrupción el pasado 24 de mayo. Durante la supuesta interrupción sin embargo hubo al menos 11 ataques aéreos sobre la población civil de Acumcum, Adet (dos veces), Bararud, Lumon, Mapel, Marial Bai, Nyamlell, Tonj (dos veces) y Yabus. Según los observadores, informa la agencia africana CISA, este anuncio sólo agravará una situación que ya era muy seria.
Por otra parte, el Departamento de Estado estadounidense espera completar en septiembre de este año un programa de reasentamiento de aproximadamente 3.800 niños y jóvenes sudaneses, desde el Campo de Refugiados de Kakuma, al noroeste de Kenia, que empezó en noviembre de 2000.
Estos refugiados, que son conocidos como los «niños perdidos» de Sudán, son parte de los miles de pequeños (se estima que unos 17.000) que fueron separados de sus padres y llevados a pie hasta Etiopía, caminando más de mil kilómetros en cuatro días de viaje, según informó el Departamento de Estado, en una rueda de prensa, la semana pasada.
La gestión de los campos de refugiados, donde estaban los niños y jóvenes, había sido encomendada por el Gobierno etíope al movimiento guerrillero Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) que sometía a los jóvenes a entrenamiento militar y los veía como fuerza de reclutamiento para su ejército rebelde, según la organización no gubernamental«Refugees International».
Algunos se unieron a la guerrilla voluntariamente con la promesa de recibir educación. Otros, fueron obligados por el SPLA, que se dijo había organizado su salida de Sudán, según informa la agencia IRIN.