NUEVA YORK, 28 junio 2001 (ZENIT.org).- El debate ha sido sumamente tenso, pero la Conferencia de las Naciones Unidas, que se celebró en esta ciudad del 25 al 27 de junio, se concluyó con un acuerdo final sobre una estrategia para afrontar la pandemia.
En la noche del miércoles, la Asamblea General de 189 miembros, adoptó por unanimidad, a última hora, la Declaración de Compromiso sobre VIH/sida de 20 páginas.
Según informa el «Catholic Family & Human Rights Institute» (CFAM) los grupos de defensa de los derechos de la familia están satisfechos pues la Declaración rechaza las propuestas de delegaciones de la Unión Europea y de Canadá que querían incluir reivindicaciones de grupos homosexuales, incluido el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo.
En los últimos momentos, como revela C-FAM, la Conferencia estuvo a punto de fracasar a la hora de encontrar un consenso, a causa de una propuesta de la Unión Europa y de Canadá. Estos países dijeron que la declaración debería hacer referencia a un documento poco conocido de las Naciones Unidas sobre derechos humanos, que lleva por título, «Orientaciones Internacionales de las Naciones Unidas sobre VIH/sida y Derechos Humanos». Cuando los países examinaron estas orientaciones, descubrieron que deberían legalizar el matrimonio homosexual, promover el aborto de mujeres y adolescentes, ofrecer una amplia gama de servicios reproductivos a los niños sin el consentimiento de sus padres, legalizar la prostitución, y transformar sus sistemas legales.
Según esta fuente, Estados Unidos apoyó las objeciones de la Santa Sede a políticas que promuevan el aislamiento de las personas consideradas «a riesgo». Asimismo, Estados Unidos propuso incluir, y lo logró, una referencia a la eficacia de la abstinencia sexual y la fidelidad, términos que fueron ridiculizados por algunos países.
Al hacer un primer balance de la Conferencia, si bien mantiene algunas reservas, el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, el arzobispo Renato Martino, ha afirmado a los micrófonos de «Radio Vaticano» que está bastante satisfecho por los resultados.
El documento aprobado compromete a los gobiernos a desarrollar serias políticas nacionales contra la epidemia de aquí hasta el año 2003. El objetivo es reducir a la mitad el contagio entre madres e hijos para antes del 2010 y distribuir información y medicinas a precios accesibles para el año 2005.
En la Conferencia participaron unos 3.000 responsables gubernamentales, activistas, representantes de la industria farmacéutica y enfermos de sida.
Kofi Annan ha creado un fondo que pretende recoger entre 7.000 y 10.000 millones de dólares cada año para responder a la epidemia. La Conferencia ha servido a sensibilizar a la comunidad internacional para que contribuya económicamente. Todavía no se han logrado los primeros mil millones. En estos momentos, los países en vías de desarrollo tan sólo gastan unos 2.000 millones.
En la primera Asamblea General de la ONU consagrada a la lucha contra el sida, fue particularmente representativa la presencia de primernos ministros africanos, pues en el continente hay 25 millones de infectados por el virus.
El texto pide que las mujeres y niñas, violadas y privadas de protección en algunos países, sean objeto de una atención especial por parte de los Estados y de los programas.
La enfermedad, descubierta hace veinte años, ha causado la muerte de casi 22 millones de personas y ha dejado 13 millones de huérfanos.