NAIROBI, 13 JULIO 2001 (ZENIT.org).- El presidente de Kenia, Daniel Arap Moi, ha pedido a la población que se abstenga por dos años de tener relaciones sexuales promiscuas para «salvar a una generación» de contagiarse de sida. Moi hizo este llamamiento después de que el Gobierno keniano anunciara que importará 300 millones de preservativos para combatir la enfermedad, un auténtico azote para Kenia, Informan las agencias Reuters y Efe.
Según estimaciones del Ministerio de Sanidad del país africano, unos 700 kenianos mueren de sida al día, y unos 2,2 millones sobre una población de 30 millones están infectados.
«Como presidente del país me siento avergonzado por la necesidad de tener que gastar millones en la importación de preservativos, lo que podría evitarse fácilmente por aquellos que van a utilizarlos», señaló Moi, quien hasta 1999 había sido criticado por «no hablar con mayor claridad sobre el sida».
Hace un mes el Presidente dijo que debería aplicarse la pena de muerte a quienes, sabiendo que tienen sida, lo contagian a otras personas. Con esta amenaza, Moi censuraba la nefasta costumbre de muchos varones kenianos que transmiten la enfermedad a mujeres más jóvenes y vulnerables, a las que la tradicional cultura africana impide decir que no a un hombre cuando exige relaciones sexuales sin protección.
El Gobierno keniano confía en que el llamamiento a la abstinencia y la importación de preservativos contribuya a disminuir el sida, considerado desastre nacional desde 1999.
La Iglesia católica emitió un comunicado en el que afirma que «importar tal cantidad de preservativos implica que el Gobierno acepta la promiscuidad».
Así mismo el secretario general del Consejo de Imanes de Kenia, Sheij Mohamed Dor, considera que el país «comete un suicidio» al comprar tal cantidad de preservativos, pues ello animará a los jóvenes a experimentar con el sexo y, cuando se acaben, a practicarlo sin protección, con lo que el sida aumentará.
El Gobierno repartirá gratis a la población los 300 millones de preservativos y espera que los ciudadanos se abstengan más para frenar la enfermedad. Kenia y otros países del África Central y Austral son los más afectados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).