La Comisión judeo-católica de historiadores suspende su actividad

La Santa Sede duda de la buena voluntad de uno de sus miembros

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CIUDAD DEL VATICANO, 26 julio 2001 (ZENIT.org).- La Comisión de historiadores judíos y católicos encargada de estudiar el comportamiento de Pío XII durante el Holocausto ha suspendido su trabajo afirmando que el Vaticano no le ha ofrecido acceso a los archivos que necesitaba para realizar sus investigaciones.

La decisión fue comunicada por la Comisión en una carta dirigida al cardenal Walter Kasper, presidente de la Comisión Pontificia para las Relaciones Interreligiosas con el Judaísmo. Ha sido comunicada a los medios de comunicación en Nueva York por el director del Congreso Mundial Judío, Elan Steinberg.

La Comisión había sido constituida en 1999 para responder a las acusaciones, según las cuales, el Papa Eguenio Pacelli había evitado condenar públicamente las atrocidades de los nazis. El grupo estaba formado por tres historiadores judíos y tres católicos, que después quedaron reducidos a dos, tras las dimisiones de Eva Flieschner.

El 21 de junio pasado el cardenal Kasper, quien dirige la iniciativa como presidente de la Comisión pontificia para las Relaciones Religiosas con los Judíos, solicitó la redacción de un informe final en una carta en la que decía asimismo que los archivos tras el año 1923 no son todavía accesibles por motivos técnicos. De hecho, contienen más de tres millones de folios que todavía no están catalogados. Y todo historiador sabe que sin catalogación, la consulta es prácticamente imposible.

El 20 de julio los cinco historiadores respondieron con una carta dirigida al purpurado alemán en la que afirman que «sin una respuesta positiva a nuestra respetuosa petición» para revisar estos archivos, las conclusiones de la Comisión no pueden ser creíbles. Por tanto, declaraban suspendida momentáneamente su actividad.

El profesor de la Universidad de Toronto, Michael Marrus, uno de los tres judíos presentes en la Comisión, ha afirmado que se siente «más disgustado que enfadado». Y añade: «Esto no significa necesariamente el final de nuestro trabajo. Creo que tenemos que continuar a un cierto nivel, aunque hubiera sido muy útil el apoyo de la Santa Sede en este tema».

Eugene Fisher, coordinador católico de la comisión y consejero de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, ha aclarado que hasta la fecha los documentos tras el 1923 no han sido catalogados: dos archivistas están trabajando sobre este material, y avanzan a la velocidad que pueden con sus fuerzas. Pero Fisher añade que «la cuestión no es si se publicarán los documentos, sino cuándo. Es sólo una cuestión de tiempo».

El padre Gerald Fogarty, el otro experto católico que forma parte de la comisión, ha asegurado que no cree que el Vaticano esconda pruebas capaces de inculpar a Pío XII y que podrían detener su proceso de canonización. «Dudo de que en esos documentos haya una pistola humeante», aclara.

Pero Seymour Reich, coordinador judío del grupo, ha afirmado que se siente «muy decepcionado con la falta de respuesta del Vaticano».

Por su parte, el padre Peter Gumpel, s.j., historiador alemán y postulador de la causa de beatificación de Pío XII, ha publicado hoy por encargo de la Secretaría de Estado del Vaticano una nota, distribuida por Zenit, en la que acusa a algunos miembros de la Comisión de traicionar la confianza que se les había ofrecido.

«Desde el inicio de los trabajos –afirma–, algunos (no todos) miembros de la parte judía del grupo han difundido públicamente la sospecha de que la Santa Sede tendía a esconder documentos que a su juicio habrían sido comprometedores».

«A continuación –sigue diciendo Gumpel–, estas personas han dado origen repetidas veces a fugas de noticias distorsionadas y tendenciosas, comunicándolas a la prensa internacional».

El problema real es otro, según el jesuita, «Cada miembro del grupo ha examinado dos volúmenes (de las Actas publicadas por el Vaticano relativas a la Segunda Guerra Mundial) y para cada uno de ellos habría debido redactar un informe. Al final de este trabajo preliminar, la disparidad de los juicios era tal que Eugene Fisher, coordinador del grupo ha declarado «Eran tan diversos en la forma y en el fondo que habría sido dificilísimo redactar un informe de síntesis»».

El padre Gumpel se queja también por el escaso interés manifestado por los historiadores para tener en cuenta o discutir sobre los 47 informes que él mismo redactó en octubre del año pasado en respuesta a los interrogantes que habían formulado los miembros de la Comisión.

Asimismo indica que la catalogación que está haciendo la Santa Sede de sus archivos permitirá una consulta total de sus documentos, y no como sucede en archivos de Estados Unidos o Inglaterra sólo parcial, pues contienen todavía muchos documentos reservados.

«Es evidente que las noticias tendenciosamente difundidas en estos días carecen de fundamento y tienen una clara finalidad propagandística en perjuicio de la Santa Sede –concluye Gumpel–. De este modo, esta iniciativa, que pretendía mejorar las relaciones entre la Iglesia católica y la comunidad judía, ha fracasado por directa responsabilidad de quienes, contraviniendo las más elementales normas académicas y humanas, se han hecho culpables de comportamientos irresponsables».

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ZENIT Staff

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