VERONA, 2 julio 2001 (ZENIT.org).- Es necesario crea una Organización Mundial de las Migraciones para acabar con la gran paradoja de la globalización: la existencia de una Organización Mundial del Comercio, que regula el intercambio de mercaderías, y la ausencia de una institucion que gestione los flujos migratorios, dejando que se produzcan oleadas de trabajadores de modo «salvaje» sin ningún tipo de normativa.
Esta es la propuesta que planteó el profesor Stefano Zamagni, economista y profesor de la Universidad de Bolonia, el 29 de junio, en Verona, durante el congreso convocado por la Conferencia Episcopal Italiana, con motivo del cincuentenario de la fundación de la Comisión Católica Internacional para las Migraciones (ICMC), de la que es presidente el mismo Zamagni.
«Las personas no son menos importantes que las mercancías o los servicios --subraya Zamagni, quien fue miembro del Consejo Pontificio Justicia y Paz de 1990 a 1999-- y, sin embargo, la actual situación se caracteriza por la total ausencia de un centro transnacional, capaz de afrontar de modo global y coherente los problemas migratorios».
«Es verdad que los traslados de personas y pueblos han existido siempre --afirma el presidente de la ICMC--, pero en la época de la globalización el fenómeno migratorio ha cambiado profundamente. Se ha convertido en endémico y estructural. Las migraciones hoy ya no son una válvula de escape, según los ciclos de la economía».
La Unión Europea, añade Zamagni, «está poniendo en marcha su política migratoria y lo mismo sucede en América del Norte pero, sin la coordinación superior de una organización mundial de las migraciones, se crearán situaciones insostenibles, tanto a medio como a largo plazo».
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Jul 02, 2001 00:00