Esta fiesta, dijo, «invita a dirigir la mirada a esa mujer que el Padre escogió como Madre de su Hijo unigénito, y por este motivo, Madre de toda la humanidad. Le pedimos a ella que nos ayude a permanecer unidos a su Hijo Jesús, siempre: ahora y en la hora de nuestra muerte».
La edificación del primer templo dedicado en Roma a María está ligada a un sueño que tuvo el Papa Liberio en la noche del 5 de agosto del año 356: en él, la Virgen le invitaba a construir una iglesia en el lugar en el que encontrara nieve al día siguiente. El milagro tuvo lugar en pleno mes de agosto en Roma, en el lugar en que se encuentra hoy la basílica. El edificio actual, construido sobre el templo del Papa Liberio, fue erigido por el Papa Sixto III (432-440).