ABUJA, 5 agosto 2001 (ZENIT.org–FIDES).- La adopción de la ley islámica («sharia») por nueve Estados de Nigeria, ha provocado serias tensiones entre la comunidad islámica y cristiana del país, creando en ocasiones enfrentamientos violentos.
Estos dramáticos acontecimientos, sin embargo, no han desalentado a la Iglesia católica a seguir promoviendo el auténtico diálogo con el Islam en el país africano, como lo confirma en esta entrevista el arzobispo de Abuja, monseñor John Olorunfemi Onaiyekan, de 67 años.
–¿Podría describir la situación de la Iglesia nigeriana?
–Monseñor John Olorunfemi Onaiyekan: La población nigeriana ha superado el umbral de los 120 millones de habitantes; el 25% de éstos son católicos. Sin embargo, si tomamos en su conjunto a todos los cristianos, su número es igual al de los musulmanes: 50 y 50 por ciento. La situación religiosa a veces genera problemas porque las relaciones entre las dos mayores confesiones religiosas a menudo son difíciles.
–¿A qué se deben estas dificultades?
–Monseñor John Olorunfemi Onaiyekan: Estoy convencido de que se deben a factores políticos, sociales y económicos. Son los hombres de la política los que explotan los sentimientos religiosos para favorecer evidentes intereses políticos. Desafortunadamente, es muy fácil manipular a las personas, sobre todo a las que viven en los pueblos y que no entienden bien la situación.
Está por otro lado el problema de los fanáticos y de los extremistas. Se trata de personas que han estudiado en Irán, con los Ayatolá, o que han obtenido becas de estudio en Libia o en la Universidad islámica de Al-Azhar, en Egipto. Estas personas, cuando vuelven a Nigeria, se presentan como misioneros del Islam. Intentan establecer una sociedad islámica sin la cual, dicen, surgirán los problemas. No son muchos, pero son muy activos.
Hay que reconocer, por otra parte, que algunos cristianos usan a veces un lenguaje duro cuando se refieren al Islam. También esto crea problemas. En la mayoría de los casos, sin embargo, los nigerianos conviven sin dificultad. Por ejemplo: yo soy obispo de la capital federal, Abuja, y aquí hay trabajadores que llegan de todas partes del país, de todas las etnias y confesiones religiosas. Tengo familiares y amigos musulmanes, y vivimos juntos sin dificultad.
–Ante el avance del integrismo religioso, ¿qué hace la Conferencia Episcopal de Nigeria?
–Monseñor John Olorunfemi Onaiyekan: Soy presidente de la Conferencia episcopal y vicepresidente de la Asociación de los Cristianos de Nigeria (Christian Association of Nigeria). Trabajamos a distintos niveles. Por ejemplo, hay un pequeño grupo, el Consejo interreligioso de Nigeria (Nigeria inter-religious Council), compuesto por 25 cristianos y 25 musulmanes. Nos reunimos de vez en cuando para hablar de los problemas más importantes y de colaboración interreligiosa.
El gobierno nos apoya con decisión, porque está muy interesado en este problema. Más allá de esto, cada responsable religioso se dirige a su comunidad para intentar crear y sostener buenas relaciones.
Durante las fiestas musulmanas envío cartas de felicitación a los responsables musulmanes de Abuja, y ellos hacen lo mismo en Navidad y en Pascua. Son pequeños gestos que pueden tener un gran efecto. Nos conocemos muy bien, y queremos continuar en este camino. Cuando hay problemas, los jefes religiosos trabajamos para resolverlos. A veces lo logramos, y a veces, no.
–Usted es un ferviente promotor del diálogo interreligioso. ¿Por qué?
–Monseñor John Olorunfemi Onaiyekan: Sí, es cierto: porque el compromiso con el diálogo interreligioso es indispensable. Para nosotros es una necesidad vital. La situación en Nigeria nos obliga a contribuir de forma efectiva al diálogo entre cristianos y musulmanes.
Numerosos países del mundo tienen más cristianos que musulmanes; otros tienen más musulmanes que nuestro país; pero no conozco ningún país en el mundo en el que cristianos y musulmanes estén en igualdad numérica, como es el caso de Nigeria.
Aquí podemos convivir juntos, respetando la religión de los demás. Tenemos que ser un ejemplo de convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes para el mundo.
–En el norte del país, algunos estados han adoptado la «sharia» como ley. ¿Cómo ven esta iniciativa los cristianos?
–Monseñor John Olorunfemi Onaiyekan: Los cristianos hemos declarado que cuando un estado adopta la «sharia» como ley oficial, este Estado se vuelve oficialmente islámico. Nos responden que se trata sólo de una ley, como otra cualquiera, pero la Constitución del Estado federal prohibe a los estados miembros de la federación favorecer una religión en perjuicio de las demás.
El debate se sitúa ahora en este punto. Los cristianos sostenemos que los Estados que han adoptado la ley islámica están en la ilegalidad, pues se enfrentan a la constitución federal. Esperamos que el gobierno federal regule la cuestión en el ámbito del Fórum que se celebrará en breve tiempo.
Hay muchas dificultades, porque la introducción de la «sharia» como ley fundamental representa un problema real. Esto significa que los cristianos que viven en estos estados se encuentran en condición de extranjeros o de ciudadanos de segunda clase, en su propio país: y esto no es admisible. Esperamos poder sentarnos todos alrededor de la misma mesa para discutir la cuestión y aclarar las ideas, cosa que no se ha hecho hasta ahora.
–¿Cuándo cree que esto podrá suceder?
–Monseñor John Olorunfemi Onaiyekan: Espero que pronto. Para mí se trata de un problema político que no tiene nada que ver con la religión. Tal y como están las cosas en estos momentos, no es posible tener una paz política y religiosa estable en Nigeria si no se regula la cuestión de la instauración de la «sharia».