Gescartera: La Iglesia española, víctima y además perseguida

Denuncia del obispo de Mondoñedo-Ferrol, monseñor José Gea

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MADRID, 28 agosto 2001 (ZENIT.org).- El obispo de Mondoñedo-Ferrol, monseñor José Gea, ha denunciado la «actitud demencial y anticlerical» de partidos políticos en relación con la Iglesia en el asunto Gescatera, agencia de valores a cuyos responsables se les acusa de haber hecho desparecer unos 13.000 millones de pesetas (más de 70 millones de dólares) depositados por diversos inversores, entre los que se encuentran instituciones de la Iglesia católica.

Algunas diócesis españolas e instituciones de ayuda como «Manos Unidas» o «Cáritas», invirtieron en esta empresa con el objetivo de rentabilizar fondos y hacer más eficaz su obra de ayuda y de sostenimiento económico.

En una carta pastoral, titulada «Gescartera y la Iglesia», monseñor Gea se muestra esta semana sorprendido por «la reacción un tanto demencial de miembros de algún partido político –no dice cual– o anticlericales que aprovechan cualquier ocasión para que aflore el aire anticlerical y antirreligioso que llevan dentro. Dan la sensación de querer que desaparezca todo lo que pueda oler a Iglesia y a religión».

Exponentes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de Izquierda Unida (IU) han pedido que la Iglesia católica deje de gozar de ayudas públicas por haber invertido dinero en una agencia de valores.

De este modo, la Iglesia, que no sólo ha sido perjudicada por el caso Gescartera, se convierte también en blanco de una campaña lanzada por medios de comunicación afines a estos partidos.

A una persona que le estafan no se le puede pedir, además, que renuncie a las ayudas que puede recibir, reconoce monseñor Gea. «Si alguna entidad o persona ha actuado contra la ley, deberá responder ante la justicia, sea quien sea; pero, de ahí a culpabilizar a la Iglesia queriendo que se le castigue económicamente, media un abismo; esta actitud no tiene ni pies ni cabeza. Estas entidades no han estafado; han sido víctimas de una estafa. Lo que hay que hacer es buscar a los «listos» que se han apropiado del dinero de los demás y aplicarles el peso de la ley, sean quienes sean».

Por último, el obispo revela que de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol no invirtió en Gescartera, pero seguirá realizando inversiones financieras «con el mucho o poco dinero de que dispongamos», pues «es un deber nuestro hacer producir el patrimonio diocesano, y siempre quedamos cortos para poder atender las necesidades que van surgiendo».

Las inversiones de su diócesis están sirviendo, entre otras cosas casas de ayuda a necesitados en Ferrol, para la construcción de una residencia en Guatemala para los niños de la calle, para la reforma del seminario menor, para la construcción de dos iglesias y la restauración de 176 templos parroquiales.

Por su parte, el director general de Asuntos Religiosos, Alberto de la Hera, manifestó ayer que la Conferencia Episcopal española no ha invertido en Gescartera la cantidad que recibe del Estado, aunque «es muy libre de invertir lo que quiera del dinero que recibe de donaciones o de herencias».

En declaraciones a Europa Press Televisión, Alberto de la Hera dijo que «la ayuda del Estado a la Iglesia se da por razones perfectamente conocidas por el mundo político español cuando se votó en el Parlamento español que eso se hiciera».

El director general de asuntos religiosos reiteró que esa ayuda es justificada anualmente por la Iglesia presentando un estado de cuentas en qué gastan el dinero, documento que tienen los Ministerios de Justicia y Hacienda.

«Desde luego no gastan una sola peseta en Gescartera. Lo que puedan invertir en capitalizar su dinero es producto de sus donaciones personales, de la venta de un huerto o de una herencia», recalcó.

Además, De la Hera puntualizó que «el dinero que viene del Estado nace de otra realidad indiscutible: la Iglesia es propietaria de una parte de tal envergadura del patrimonio artístico y cultural español, de la obra educativa española y de una importante obra asistencial y benéfica que si le suprimiera la ayuda y el Estado la tuviera que suplir, necesitaría años para poder cubrir esa importante tarea».

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ZENIT Staff

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