El Vaticano pide en la ONU la prohibición global de ensayos nucleares

Una oportunidad única para la paz futura, afirma monseñor Martino

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NUEVA YORK, 12 noviembre 2001 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha pedido que todos los Estados del mundo ratifiquen cuanto antes el Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares (CTBT, por su siglas en inglés).

La petición fue presentada por el arzobispo Renato Martino, observador permanente del Vaticano ante la sede de las Naciones Unidas de Nueva York, al intervenir este domingo en la apertura de una conferencia de tres días consagrada a acelerar la entrada en vigor del Tratado.

«La Santa Sede está convencida de que, en el ámbito de las armas nucleares, la prohibición de los tests y del ulterior desarrollo de estas armas, así como el desarme y la no proliferación son elementos íntimamente ligados y deben alcanzarse lo antes posibles con controles internacionales efectivos», afirmó el embajador del Papa ante la ONU.

Firmado en 1996, el Tratado ha sido firmado por 161, pero sólo 85 lo han ratificado. No ha entrado en vigor, pues necesita la ratificación de 44 estados dotados de armas nucleares. Hasta la fecha, sólo 31 de estas 44 naciones, incluyendo Francia, Gran Bretaña y Rusia, han ratificado el pacto. India, Pakistán y Corea del Norte no han firmado ni ratificado el acuerdo, mientras que Estados Unidos y China, al igual que otros ocho países, lo han firmado pero no ratificado.

La Santa Sede lo ratificó el pasado 18 de julio.

Francia, Gran Bretaña y Rusia se encuentran entre los países que también ha ratificado el Tratado. Estados Unidos lo ha firmado pero el Senado se negó a ratificarlo en octubre de 2000.

India y Pakistán, que realizaron una serie de pruebas en 1998, simplemente han declarado una moratoria.

El Tratado prohibe toda experimentación nuclear e instaura una red de verificación diseminada en el mundo, que debería incluir 321 puestos de control y 16 laboratorios instalados en 90 países, capaces de detectar explosiones nucleares en cualquier punto de la superficie terrestre.

«Un débil Tratado de No Proliferación y un inaplicado Tratado de Prohibición de Ensayos Nucleares llevará al mundo a seguir avanzando hacia un peligroso pantano de tensiones y recriminaciones –afirmó el arzobispo Martino–. La seguridad de todos los Estados, y lo que es más importante, de la gente en el mundo seguirán seriamente en peligro».

«Es el deber solemne de todos los Estados trabajar activamente por la paz –insistió el representante vaticano–. Tras los condenables actos que acabaron con demasiadas víctimas inocentes hace dos meses aquí, en Nueva York, en Washington y en los campos de Pennsylvania, así como tras en plena continua violencia que flagela la paz y la armonía de numerosas personas en tantas partes del mundo, utilicemos la oportunidad que ofrece esta Conferencia para renovar nuestro común deseo por una paz duradera, una justicia y seguridad para todos los pueblos».

«El CTBT da a la familia de naciones un importante instrumento para guiar y dirigir este trabajo», concluyó Martino.

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ZENIT Staff

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