Biblia y Cine: Una relación decisiva

Decálogo del experto biblista, Carlo Buzzetti

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ROMA, 16 noviembre 2001 (ZENIT.org).- El cine sigue inspirándose en la Biblia para ofrecer obras de resultados dispares, que suelen ser emitidas por los canales de televisión con motivo de la Navidad o Pascua.

La relación entre el cine y la Escritura no es fácil. No siempre es fácil saber cuáles son las películas, basadas en relatos bíblicos, que pueden ser un buen instrumento para acercarse a la Palabra de Dios y cuáles en cambio deforman y traicionan el mensaje revelado.

Carlo Buzzetti, experto biblista, ofrece este viernes en el diario Avvenire un decálogo con pistas interesantes para poder hacer una elección acertada.

1.- La relación Biblia-cine es de tipo jerárquico-prioritario. El cine está al servicio de la Biblia y no al contrario. Las dos realidades no son nunca intercambiables.

2.- La relación Biblia-cine es de tipo circular. Por una parte, la Biblia proporciona argumentos al cine. Por otra, el cine puede ayudar a captar en los textos bíblicos algunos aspectos que antes permanecían escondidos.

3.- La relación no es nunca de tipo sustitutivo. Ya que Biblia y cine no son realidades equivalentes, ningún filme puede nunca ponerse en lugar de la Biblia. Aunque es verdad que, para muchos, la Biblia casi no existe si no existe el apoyo de un filme.

4.- Una película bíblica es buena si invita a acudir a la Biblia. Un producto cinematográfico puede venir antes de la Biblia o después de ella. Primero, para provocar el deseo de leer la Biblia. Después, para comentar un texto bíblico ya conocido y para invitar a releerlo.

5.- Un filme bíblico es como un cuadro. En la relación con la Biblia, es bueno si ayuda a descubrir algunos matices que antes no habían sido percibidos por los lectores de la Biblia.

6.- Un filme bíblico es bueno si ayuda a los destinatarios a comprender mejor también algo de la existencia humana en general. Por tanto, si ayuda incluso a los mismos espectadores a comprender mejor algún aspecto de su vida.

7.- Sobre todo, es problemática y errada la perspectiva del enfrentamiento radical y recíprocamente exclusivo que dice: «o la Biblia o el cine». En cambio, cada intento de amistad puede nacer sólo en la perspectiva de la convivencia y de la colaboración.

8.- La relación Biblia-cine se sitúa dentro de una cadena más amplia de relaciones y de jerarquías. Desde la Palabra, pasando por la palabra proclamada, repetida, escrita, la predicación, la catequesis, la escuela, el arte y el cine. Pero hay que subrayar que ninguna palabra profética puede sustituir a la Palabra de Dios, de la misma manera que ninguna obra de arte, teatro o cine puede agotar o sustituir las traducciones escritas de la Biblia.

9.- Un buen filme bíblico está al servicio de la Biblia. Pero la superioridad de la Biblia no es de tipo exclusivo-dictatorial. Para ser comunicada continuamente la Biblia pide siempre ser traducida al papel y a cualquier otro medio audiovisual.

10.- Toda traducción no es buena en sí, sino «buena para…». Quien defiende la legitimidad de las traducciones cinematográficas no puede sostener que todo filme bíblico sea bueno. Hay que evaluar uno a uno. Hay que verificar si un filme tiene alguna cualidad-ventaja en relación a un fin, es decir, si el filme es «fiel», si es «bueno para…» comprender la Biblia.

Carlo Buzzetti concluye al exponer este decálogo: «He visto que cuando una discusión sobre un filme bíblico está precedida y guiada por este decálogo resulta más sólida, más seria y más serena».

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ZENIT Staff

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