MADRID, 19 noviembre 2001 (ZENIT.org).- El Congreso nacional «La familia, esperanza de la sociedad», se clausuró este domingo, con la firma de un manifiesto por parte de varias organizaciones familiares en la que ofrecen su colaboración a la propuesta de los obispos españoles de conformar «un foro o plataforma nacional de las asociaciones familiares».
Esta realidad debería agrupar a todos aquellos «que deseen trabajar por el bien de la familia». El manifiesto, además, denuncia la «falta de políticas familiares justas y adecuadas» en España.
El Congreso se celebró en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid y reunió durante este fin de semana pasado a más de dos mil personas, pertenecientes a diversas asociaciones de defensa de la familia y la vida.
Organizado por la Conferencia Episcopal España y la Archidiócesis de Madrid, el encuentro estaba patrocinado por el Consejo Pontificio para la Familia.
El presidente de este organismo vaticano, el cardenal Alfonso López Trujillo, puso el broche de oro constatando que los políticos parecen no querer comprender «el inmenso capital humano de la familia».
Para el purpurado colombiano «tal vez cuando los políticos vean en sus propias familias y en sus propios hijos el fracaso de sus decisiones, se consideren interpelados».
A continuación, se dio lectura del manifiesto final del Congreso, en el que los participantes instan a formar una plataforma para que «sean las familias mismas quienes adquieran el protagonismo e iniciativa en la construcción de una sociedad verdaderamente humana».
Los firmantes del manifiesto reivindicaron el papel de la familia como «el más importante bien social», subrayando que «donde acaba la familia comienza la soledad y la marginación».
Por este motivo, denunciaron «la falta de políticas familiares justas y adecuadas en nuestra
sociedad» y exigieron la creación «de un marco jurídico y socio-económico justo», en coherencia con la «verdadera identidad» de la familia, es decir, «sin asimilar al matrimonio y a la familia otras realidades que no lo son».
En pocas palabras, el manifiesto pide políticas fiscales y de viviendas favorables a las familias, «evitando la actual especulación»; una política social de ayudas a las familias con especiales dificultades y «una política solidaria con las familias pobres del tercer mundo y con las personas sin
familia».
El manifiesto concluye constatando la baja tasa de natalidad en España, «que pone de relieve la falta de esperanza que aqueja a muchas personas», así como el «hostigamiento y conjura contra la vida»
«No se crean las condiciones favorables a la paternidad y maternidad, y se llega a la aberración de considerar el crimen del aborto como un derecho de la libertad individual», concluye el documento final del Congreso.