CIUDAD DEL VATICANO, 26 noviembre 2001 (ZENIT.org).- El Fondo para la Población de las Naciones Unidas (UNFPA) trata de resolver el drama de las mujeres refugiadas afganas encinta proponiéndoles la píldora abortiva, informa la agencia Fides.
El órgano de información de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos denuncia: «Los traumas de la guerra y las atrocidades de los talebán permiten ahora al UNFPA realizar programas coercitivos de planificación familiar, bajo la apariencia de tutela de salud de las mujeres».
Fides cita declaraciones de Steve Mosher, director del Population Research Institute (PRI), centro de investigación en Nueva York.
Según Mosher, los funcionarios del UNFPA distribuyen fármacos abortivos y productos químicos –que presentan como medicinas– entre los refugiados afganos en los campos de Pakistán e Irán.
Según el PRI, los refugiados afganos, en su gran mayoría de religión islámica, rechazan el ofrecimiento.
Mosher añade que la masiva campaña abortiva recuerda otra de características semejantes lanzada en Kosovo entre las mujeres víctimas de la represión que lanzó el régimen de Slobodan Milosevic. Las mujeres de Pristina definieron la campaña de UNFPA como «un auténtico genocidio».
Una investigación del PRI pudo comprobar en aquella ocasión que las operaciones de promoción del aborto se realizaban sin ofrecer a las mujeres información adecuada.
Tres Consejos Pontificios del Vaticano (Familia, Pastoral de la Salud, Emigrantes) se han pronunciado en días pasados sobre la cuestión, publicando una Nota en la que critican el pensamiento «utilitarista y neomalthusiano» de un Manual del UNFPA y de otras agencias de la ONU sobre la salud reproductiva de los refugiados.
Al proponer el aborto, concluye la Nota vaticana, el Manual impone antivalores que ofenden la dignidad de las poblaciones más pobres y vulnerables.