ROMA, 18 diciembre 2001 (ZENIT.org).- El Programa Alimentario Mundial (PAM) de las Naciones Unidas agradeció este martes a Juan Pablo II su compromiso en la lucha contra el hambre.
El domingo pasado, durante el Angelus, el pontífice había aplaudido un proyecto de esta institución que utiliza las escuelas como sistema para asegurar la alimentación de la infancia, calificándolo de «muy eficaz» para combatir el hambre entre los niños más pobres.
El PAM ha lanzado una campaña global para garantizar la alimentación y la educación escolar de 300 millones de niños que sufren hambre.
«La alimentación en las escuelas –explicó Catherine Bertini, directora ejecutiva del PAM en declaraciones a la prensa– no es sólo un programa poco caro, sino que es además la mejor inversión que la comunidad internacional puede hacer a favor de los niños más pobres del mundo».
«Nuestra experiencia ha demostrado que la alimentación en las escuelas es fundamental para romper el círculo vicioso del hambre y de la miseria», añadió Bertini.
Según una investigación del PAM, la alimentación en la escuela ayuda a los niños a concentrarse en sus estudios, aumenta la asistencia a la escuela, y constituye una especie de compensación para los padres de familia que no envían a sus hijos a trabajar.
El PAM quiere aplicar este proyecto, junto a otros organismos de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales, en Afganistán. El año pasado se vieron beneficiados de este programa de alimentación escolar 12 millones de niños de 54 países.