La Comisión Europea hace presión para investigar con embriones

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La Pontificia Academia por la Vida en un congreso organizado por la UE

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BRUSELAS, 20 diciembre 2001 (ZENIT.org).- Este miércoles concluyó en Bruselas un Congreso sobre células estaminales, organizado por la Comisión Europea, que no logró el objetivo de su organizador: promover y justificar la investigación con embriones humanos.

El diario «Avvenire» constata que el organizador del encuentro, el comisario europeo para la Investigación, Philippe Busquin y sus colaboradores sólo convocaron como ponentes a científicos, funcionarios y europarlamentarios partidarios de la máxima libertad de investigación en esta materia tan delicada.

Quienes tenían opiniones diferentes, denunciar el cotidiano, sólo participaron en calidad de invitados, con muchas menos posibilidades de intervenir. Entre ellos, se encontraba el padre Roberto Colombo, de la Pontificia Academia para la Vida.

Al constatar la falta de democracia y apertura del Congreso, el padre Colombo hizo circular entre los congresistas una declaración en la que subraya que: «un embrión es una criatura humana con una identidad propia y no puede ser considerado una simple masa de células».

«El embrión tiene un derecho natural y fundamental a la vida. Es éticamente inaceptable usar el embrión humano como simple medio para conseguir un fin», pues «un fin bueno no hace justa una acción que es en sí misma injusta».

El sacerdote concluye proponiendo a Europa que en vez de eliminar embriones humanos como material de investigación, siga el camino del respeto de la vida humana usando «células obtenidas de tejidos adultos o de cordones umbilicales», que según los últimos experimentos, dan «los mismo resultados perseguidos por la investigación con células estaminales embrionales».

La tesis de la Comisión Europea, reflejada en su programa 2003-06, de financiación de la investigación, mantiene que la Unión Europea debe apoyar la investigación sobre las células estaminales embrionales en los países en los que es permitida por la ley nacional (como Gran Bretaña, Suecia, Finlandia y España).

Sólo excluye la creación de embriones humanos con el fin de ser destruidos por motivos de investigación. Sin prever sistemas para evitar los abusos, la Comisión mantiene que se puedan usar libremente los llamados «embriones sobrantes», fruto de fecundaciones artificiales que no han sido gestadas.

El programa 2003-06 ha superado el voto de primera lectura en el Europarlamento y el voto final se espera para finales de marzo.

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ZENIT Staff

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