Patriarca de Constantinopla: Asís debe relanzar el diálogo interreligioso

Bartolomé I reflexiona sobre las implicaciones el 11 de septiembre

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ROMA, 24 enero 2002 (ZENIT.orgAvvenire).- Ha sido uno de los primeros en responder con entusiasmo y convicción a la invitación del Papa a una jornada de oración en Asís. Bartolomé I, patriarca de Constantinopla, desde hace once años es el líder espiritual de 270 millones de ortodoxos que lo consideran «primus inter pares» entre los varios patriarcas.

Con 62 años, y larga barba, Su Santidad no pierde ocasión de dialogar con las otras Iglesias cristianas. En especial, con la Iglesia católica. «El Papa y yo somos buenos amigos», suele decir.

–Santidad, ¿cuáles han sido las motivaciones que le han impulsado a venir a Asís?

–Bartolomé I: Como primer obispo de la Iglesia ortodoxa, primado del Trono ecuménico, he respondido con alegría a la invitación fraterna del Papa de Roma Juan Pablo II, en sintonía con el imperativo más urgente de nuestra época: todos aquellos que respetan a Dios y aman al hombre deben estar dispuestos a dar el proprio testimonio a favor de la paz y a luchar juntos para obtenerla. Por nuestra parte, hemos emprendido este camino desde hace tiempo. Lo consideramos nuestro deber y lo cumplimos con gusto también aquí, en Asís, donde queremos testimoniar la fe y la esperanza de la Iglesia ortodoxa.

–Tras el 11 de septiembre existe el riesgo de un choque entre civilizaciones en el que la religión se hace motivo de conflicto. ¿Cómo evitar un escenario así?

–Bartolomé I: Si se mira bien no hay nada de nuevo. El debate sobre el choque de civilizaciones dura desde hace años. El 11 de septiembre lo ha puesto de relieve en modo trágico, con la horrible pretensión de ligar el terrorismo a una fe religiosa. Para luchar contra semejantes aberraciones debemos caminar juntos por el camino de la convivencia fraterna, del amor y de la paz. Pero esto, a su vez, exige un cambio real de mentalidad, rompiendo con conceptos y prácticas del pasado. Y sobre todo exige arrepentimiento y perdón.

–Está en discusión el diálogo con el Islam ¿Cómo puede entablarse?

–Bartolomé I: Hoy el diálogo interreligioso es más necesario que nunca. La situación que se ha creado después del 11 de septiembre nos debe impulsar a un diálogo con el Islam que se funde en la responsabilidad, en la sinceridad y en el respeto recíproco. Se trata de condiciones esenciales para el diálogo.

–El Patriarcado Ecuménico de Constantinopla se encuentra hoy en tierra islámica. Con esta experiencia, ¿qué sugerencias cree que puede dar a los cristianos de Occidente que afrontan la presencia de fieles musulmanes?

–Bartolomé I: Vosotros occidentales dais la impresión de haber sido cogidos por sorpresa por la presencia islámica y a menudo reaccionáis en modo confuso y espasmódico. Por el contrario, nosotros, en el Patriarcado Ecuménico, y más en general los cristianos de Oriente tenemos una larga experiencia. Coexistimos con el Islam desde su nacimiento, ininterrumpidamente. La coexistencia no siempre y no en todas partes ha sido pacífica, ni siquiera hoy. A pesar de todo esto podemos decir que era y es una coexistencia. Desde los tiempos del Imperio bizantino, el Patriarcado Ecuménico ha buscado un diálogo teológico con el Islam. Pero existe también el diálogo existencial que se ejerce en la convivencia cotidiana entre hombres de diversas creencias. Creo que Occidente podría aprender algo en tema de diálogo y de coexistecia interreligiosa mirando a la experiencia de Oriente.

–¿Cual es su juicio sobre la guerra al terrorismo lanzada tras los atentados por Estados Unidos?

–Bartolomé I: El terrorismo y la guerra, en cualquier forma y por cualquier razón, constituyen siempre una tragedia. El mal que se ha desencadenado el 11 de septiembre puede provocar una infinita secuencia de otros males. Pero nosotros cristianos sabemos que el mal no se vence con el mal.

–¿A qué se refiere?

–Bartolomé I: Me refiero antes que nada a la falta de prevención de la tragedia. Quizá no se hizo todo lo posible. Y también la diagnosis y la terapia adoptadas no afrontan las raíces del mal, las causas que han favorecido el terrorismo. Tales omisiones no podrán ser perdonadas en el futuro.

–El encuentro de Asís ¿puede relanzar el diálogo interreligioso, en especial entre cristianismo, judaísmo e Islam?

–Bartolomé I: Esta es la gran esperanza. Esperemos que la Jornada de oración por la paz relance la voluntad de colaboración entre todos aquellos que participan.

–¿En qué punto está el diálogo ecuménico? ¿Las visitas de Juan Pablo II a Grecia y Ucrania han marcado un paso adelante?

–Bartolomé I: El camino ecuménico, que ha dado mucho frutos, no ha llegado todavía a manifestar la unidad de los cristianos de modo fuerte y visible, de modo que sea reconocida también por el mundo. Esto vale también para el diálogo entre ortodoxos y católicos romanos. Hay necesidad de reanudar el impulso ecuménico: en esta perspectiva, los viajes de Juan Pablo II son ciertamente un gran testimonio del deseo de unidad.

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ZENIT Staff

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