PARÍS, 26 enero 2002 (ZENIT.org).- El año 2002 está despertando esperanzas para los no nacidos. Hace dos semanas, la Asamblea Nacional Francesa, en una decisión que espera ser confirmada por el senado, votó de manera unánime contra una decisión legal que establecía “el derecho a no nacer”.
La nueva ley sale tras tres casos judiciales en los que los jueces dictaminaron que las familias cuyos hijos vinieron al mundo con problemas de nacimiento podrían demandar porque los doctores no habían detectado dichos problemas durante los escáneres prenatales, según informaba la BBC el 10 de enero. El nuevo proyecto deja claro que “nadie puede reclamar que ha sido perjudicado simplemente por haber nacido”.
Los problemas comenzaron en noviembre del 2000 cuando la corte suprema francesa decretó daños y perjuicios para Nicolás Perruche, un adolescente que nació con severas discapacidades mentales y físicas. Su madre se había infectado con rubéola durante el embarazo y argüía que, si los doctores hubieran diagnosticado correctamente la enfermedad, ella habría abortado.
Grupos de apoyo a personas discapacitadas han considerado el fallo de la corte como degradante, según informaba el New York Times el 11 de enero. Los moralistas dicen que esto reforzará la eugenesia, al hacer más fácil que los doctores recomienden el aborto ante la más mínima señal de problemas durante el embarazo.
La semana anterior a la votación del parlamento, los médicos franceses, temerosos ante el fallo de la corte y preocupados por el aumento de las primas de sus seguros por error médico, comenzaron a rechazar el llevar a cabo escáneres de ultrasonidos en mujeres embarazadas. Su explicación era que podrían llegar a ser demandados si nacía un niño discapacitado.
En Estados Unidos, un juez del Estado de Utah dictaminó que Roger MacGuire era reo de homicidio por el asesinato de un feto.
El 8 de enero el Tribunal de Salt Lake informó que cuando Susan MacGuire fue tiroteada y asesinada, su hijo no nacido también murió. Los fiscales acusaron al ex marido de esta mujer de dos cargos de asesinato. Los abogados de la defensa defendían que solamente había ocurrido una muerte, puesto que el feto –con una edad estimada de entre 13 y 15 semanas- no se consideraba una persona según la institución del homicidio en Utah, puesto que no puede sobrevivir fuera del vientre materno.
Pero el juez Michael Allphin, de la Corte de Distrito número 2, fue del parecer de los fiscales. El caso acabará probablemente en la Corte Suprema de Utah, forzando a que los jueces defina qué es un “niño no nacido”.
En Kansas, el año pasado, los jueces reconocieron ya derechos a un feto. En una controvertida decisión, la Corte Suprema del Estado decretó que los doctores tienen una deber hacia el feto en un “embarazo sin problemas”, informaba el Washington Times el 7 de octubre.
“Mantenemos, como materia de ley, que un médico, que tiene una relación médico-paciente con un mujer embarazada pretende llevar a término el desarrollo del feto y lograr un bebé sano, también tiene una relación medico-paciente con el feto”, afirma la Corte Suprema de Kansas.
Límites en la investigación con embriones
Hace unas semanas en Canadá, la provincia de Quebec prohibió la investigación con células estaminales provenientes de embriones. El National Post informaba el 11 de enero que David Cliche, Ministro de Estado para la Ciencia y Tecnología de Quebec, afirmó que el gobierno provincial no permitirá ningún experimento con células estaminales provenientes de embriones humanos.
En diciembre, el ministro federal de Salud Pública, Allan Rock, afirmó que él había aprobado el uso de células estaminales de embriones creados por fertilización in vitro. Sugirió usar estos embriones que habían sobrado de los tratamientos de fertilidad, con el consentimiento de la pareja.
Pero Cliche tomó una posición drásticamente diferente en Quebec. “Está teniendo lugar un debate sobre la posibilidad de permitir la investigación con células estaminales tomadas de embriones, sobrantes de la fertilización in vitro” –dijo. “En Quebec, esto está prohibido. No se practica”. Cliche también dijo que el gobierno está considerando ilegalizar la clonación humana haciendo una enmienda al Código Civil provincial.
Margaret Somerville, una moralista en el McGill Centre for Medicine, Ethics and Law, dijo que ella aprobaba la posición de Quebec. “Es una posición de respeto por la vida en todas sus etapas, desde la más temprana de embrión hasta el momento de la muerte”, afirmaba.
Esfuerzos posteriores para limitar la investigación usando embriones todavía están a nivel de propuestas. En Florida, dos legisladores planean introducir una ley prohibiendo la clonación humana. El Senador del Estado, Alex Villalobos, piensa introducir nuevas medidas junto con el miembro de la Cámara de Representantes, Jim Kallinger, informaba el periódico Sun-Sentinal el 8 de enero.
Cinco Estados han prohibido la clonación humana reproductiva, y algunos otros lo han intentado o lo están considerando este año. “Estamos hablando de crear vida humana para destruirla”, dice Lynda Bell, una portavoz del Florida Right to Life.
En California, un comité de expertos en medicina, leyes y moral sacaron a la luz un informe que protege al embrión sólo en parte. El grupo recomendaba que el estado debería prohibir la clonación de embriones humanos con fines reproductivos, pero permitía la clonación para fines de investigación y médicos.
Los Angeles Times del 12 de enero informaba que el comité recomendaba permitir la clonación solamente bajo regulación, y afirmaba que los embriones clonados no deberían implantarse ni desarrollar más allá de los primeros estadios de desarrollo embrionario – más o menos 14 días después de la fertilización.
Dado que California es el Estado con el mayor número de empresas de biotecnología –y uno de los pocos que tiene una ley prohibiendo la clonación- las acciones legales que tengan lugar allí podrían tener gran importancia. Su prohibición de clonación reproductiva por cinco años expira al finalizar el 2002.
Los grupos católicos y pro-vida están descontentos con el informe. La propuesta del comité no es “una prohibición de clonar absoluta –es una prohibición sobre el nacimiento de la vida”, afirma Richard Doerflinger de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. “Permite clonar ilimitadamente y requiere por lo mismo que se destruyan los clones en vez de dejarlos nacer. Éste es un plan inmoral”.
Los miembros del comité dicen que la promesa médica de usar los clones con fines de investigación lo justifica. El estudio de los embriones muy poco desarrollados levanta menos problemas éticos que permitir clonar niños que nacerán, afirman los miembros del comité.
Sin embargo, el experto en bioética de la Universidad del Sur de California, Alexander Capron, afirmó que preferiría ver una moratoria sobre todas las formas de clonación. Si se permiten algunas formas, resulta casi imposible prever que los laboratorios faltos de escrúpulos intenten clonar niños. Dado que los investigadores no están en modo alguno cerca de poder producir clones para terapia, costaría poco el continuar con la moratoria, añadía.
Hace unas semanas, un grupo de la Academia Nacional de Ciencias afirmaba que clonar para reproducir seres humanos es inseguro y debería ser ilegal, pero clonar para producir células estaminales para la investigación médica tiene un “considerable potencial” y debería permitirse. La recomendación podría tener influencia puesto que los senadores de Estados Unidos se preparan para debatir si se unen a la Cámara de Representantes en la prohibición de la técnica para cualquier fin.
A nivel internacional se está
en camino de formular un tratado global para prohibir la clonación humana. El comité legal de las Naciones Unidas ha respaldado una resolución para pedir un pacto que declare ilegal la clonación, según informaba Associated Press el 19 de noviembre pasado.
Francia y Alemania respaldan la iniciativa. Afirman que la clonación es inaceptable e incompatible con la dignidad humana. Para preparar el anteproyecto, un grupo de trabajo se reunirá dos veces durante el año 2002 para definir qué debería negociarse en una convención internacional para prohibir la práctica.
Christian Much, consejero legal de la delegación alemana en las Naciones Unidas, ha acogido con alegría la aprobación, pero ha afirmado que el tratado final deberá esperar todavía unos tres años.
En su alocución anual a los embajadores extranjeros ante la Santa Sede, el 10 de enero, Juan Pablo II hacía un elenco de los principales desafíos que afronta hoy la humanidad.
El primero de la lista era “la defensa del carácter sagrado de la vida humana en todas las circunstancias, especialmente en relación con los desafíos planteados por la manipulación genética”. Lograrlo no será tarea fácil, pero al menos este año ha comenzado con signos positivos.