CIUDAD DEL VATICANO, 27 enero 2002 (ZENIT.org-).- El «ministro» de Asuntos Exteriores de la Santa Sede ha pedido el envío de observadores internacionales a Oriente Medio, en pleno torbellino de violencia que en estos días flagela Tierra Santa.
En declaraciones a los micrófonos de Radio Vaticano, el arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario para las Relaciones con los Estados, aclaró este sábado que «desde hace más de un año la Santa Sede piensa en esta propuesta, pues no se puede asistir pasivamente a la muerte cotidiana de israelíes y palestinos».
«Todas las mañanas nos llega este parte de guerra verdaderamente triste --añade--. Es necesario ayudar a ambas partes a volver a encontrar el camino de la razón y sobre todo el de la negociación».
«Por esto --sigue diciendo el prelado--, hemos pensado en la presencia de observadores o al menos de una estructura de disuasión que pueda permitir el silencio de las armas de las dos partes en lucha y reflexionar sobre su destino común. No se puede pensar en la paz con las armas en la mano».
Según monseñor Tauran, su llamamiento se hace más urgente tras la Jornada de oración de líderes de las religiones por la paz del pasado 24 de enero en Asís.
«A través de los espléndidos testimonios que escuchamos, pudimos descubrir cómo todos, junto al Papa, afirmaron que sólo la paz es santa, y no la guerra, un mensaje impotantísimo».
«Otro aspecto que quisiera subrayar --confiesa el arzobispo francés-- es que el encuentro recordó al mundo que la Religión --con la «erre» mayúscula-- tiene su lugar en la sociedad como factor indispensable para el diálogo público. Es necesario subrayarlo con fuerza tras el 11 de septiembre pasado».
«Los creyentes y sus comunidades tienen la responsabilidad de recordar, ante todo, que todos pertenecemos a la misma familia humana y, además, que sólo el amor puede vencer al odio», concluye.
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