KANDAHAR(ZENIT.org).- La guerra más dura en Afganistán sigue siendo la que hay que combatir todos los días contra los prejuicios.
Tras los volantes de amenaza contra las mujeres que trabajan o van a la escuela, en Kandahar, un desconocido ha lanzado ácido contra una profesora que volvía a casa después de la escuela, según han confirmado agencias de noticias internacionales.
El desconocido intentó huir, pero fue detenido por la gente y entregado a la policía, informó el mayor Dost Mohamed en Chaman, ciudad de frontera con Paquistán.
El arrestado ha dado los nombres de otros, añadió la fuente, y las autoridades han arrestado a 37 personas y han encontrado más ácido. Todos los arrestados han sido sometidos a interrogatorio en el aeropuerto de Kandahar, donde ya hay detenidos 200 talibán prisioneros de las tropas de EE.UU.
En Kandahar, roca fuerte del mulá Omar, anteayer aparecieron volantes escritos a mano y anónimos con la advertencia: «Basta con mandar a vuestras mujeres a la oficina y a las hijas a la escuela. Esto siembra obscenidad y vulgaridad. Atentos a las consecuencias si no hacéis como está escrito».
Khalid Pashtun, portavoz del gobernador de Kandahar, Gul Agha, no ha aclarado mucho sobre el origen del documento: ha dicho que estos volantes han sido atribuidos a Jaish-e-Islami (el grupo con base en Pakistán que ha sido prohibido), o al Ejército del Islam, un grupo islámico desconocido.
Un manuscrito semejante fue encontrado la pasada semana cerca de Spin Boldak, justo más allá de la frontera con Pakistán.