CIUDAD DEL VATICANO, 21 abril 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ordenó en la mañana de este domingo a veinte sacerdotes y les recordó que su vocación es «la santidad».
Jesús, dijo en la homilía el Papa a los jóvenes sacerdotes, «os llama para que estéis con él en una intimidad privilegiada. Exige de vosotros una pobreza más rigurosa y la humildad del siervo que se hace el último de todos».
«En una palabra –dijo el Papa–, el Señor quiere que seáis santos. La santidad es la perspectiva hacia la que debe orientarse todo el camino pastoral de la Iglesia».
Los nuevos sacerdotes pertenecen a la diócesis de Roma y en ella ejercerán su ministerio. Doce son italianos, uno español, seis latinoamericanos y un africano. Se han formado en los cuatro seminarios diocesanos de esa ciudad, seis de ellos en el Seminario Redemptoris Mater, creado por el Camino Neocatecumenal.
Como consejo particular, el pontífice, durante la homilía de la celebración, que tuvo lugar en la Basílica de San Pedro del Vaticano, recomendó a los nuevos presbíteros ser «ministros santos de la divina misericordia».
«Ante todo vivid para vosotros mismos la estupenda gracia de la reconciliación, como una exigencia profunda y un don siempre esperado. Volveréis a dar vigor y empuje a vuestro camino de santidad y a vuestro ministerio», explicó.
«Dios cuenta con la fiel disponibilidad de cada uno de vosotros para realizar extraordinarios prodigios del amor en el corazón de los creyentes», aseguró.
«En la fuente de la reconciliación, de la que debéis ser generosos y fieles dispensadores –siguió diciendo–, los bautizados podrán hacer viva y consoladora la experiencia de Cristo, Buen Pastor, lleno de alegría por cada una de las ovejas perdidas y vueltas a encontrar»
Juan Pablo II tiene la costumbre de ordenar todos los años sacerdotes en este domingo, en el que la Iglesia celebra la Jornada mundial de oración por las vocaciones.
Al despedirse de los fieles que participaron en la celebración, confesó que reza «por todos los sacerdotes que han sido o serán consagrados este año para que den testimonio válido del Buen Pastor» e invitó a todos los creyentes a elevar una oración «para que florezcan entre el pueblo numerosas y santas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada».