El Santo Padre agradeció el «amor a la Iglesia» y el «compromiso en la vida ordinaria en las comunidades parroquiales», de esta institución apostólica que numéricamente reagrupa al mayor número de católicos en ese país.
El Santo Padre les pidió que sigan construyendo dentro del Pueblo de Dios «lazos de comunión y de diálogo» y subrayó la importancia de «plasmar verdaderas conciencias cristianas, a través de una formación dirigida a los jóvenes y adultos, a los niños y ancianos, a familias y adolescentes».
«La Iglesia tiene necesidad de un grupo de laicos, que fieles a su vocación y unidos estrechamente a sus pastores legítimos, estén dispuestos a compartir, junto con ellos, el esfuerzo cotidiano de la evangelización en todos los ambientes», explicó el obispo de Roma.
«Necesita laicos cuya experiencia manifieste –añade–, de manera concreta y cotidiana, la grandeza y la alegría de la vida cristiana; laicos que no reduzcan la fe a un hecho privado, y no duden en llevar el fermento del Evangelio al tejido de las relaciones humanas y a las instituciones».