NUEVA DELHI, 30 abril 2002 (ZENIT.org).- Una investigación de la Unión Europea, sobre los peores disturbios raciales de la última década en India, concluye afirmando que la violencia no fue espontánea sino que responde a una política planificada, que implica a ministros estatales, para «purgar» a los musulmanes y destruir su economía.
La información ha sido hecha pública este martes por «The Financial Times», quien cita un informe interno de representantes de la Unión Europea (UE) en Delhi.
El informe lanza una de las más graves acusaciones sobre los disturbios en Gujarat que han producido la muerte de 900 personas, en su mayoría musulmanes, en cuestión de semanas.
Una fuente de la UE dijo que el informe apuntaba a la «limpieza étnica» de los musulmanes en el estado y que había claras evidencias de complicidad de ministros estatales.
El informe ha sido facilitado a los 15 gobiernos de la UE que decidirán qué acción es necesario tomar y cómo plantear sus preocupaciones en la cumbre UE-India de la próxima semana en Delhi.
«Gujarat es de uno de los temas de la agenda de la cumbre. Imagino que expresaremos preocupación sobre nuestro informe, incluyendo la evidencia de una purga», declaró al «Financial Times» una fuente de la UE. Si fracasa el resultado del diálogo, se podrían considerar ulteriores medidas, añadió.
La pasada semana, diplomáticos occidentales describieron por primera vez los sucesos de Gujarat como un «genocidio». Mientras que el informe de la UE, no llega a usar esta palabra, acusa claramente de que hubo una política de limpieza étnica.
Hasta ahora, el gobierno central, en el que los nacionalistas hindúes tienen la mayoría, afirmaba que la violencia surgió tras un atentado contra un tren que llevaba activistas hindúes a Godhra. Este atentado, en el que murieron 59 personas, fue atribuido a los musulmanes.
Pero el informe de la UE, basado en investigaciones de un número de estados miembros que enviaron equipos a la región, incluyendo Alemania, Gran Bretaña
y Holanda, dice que Godhra no fue otra cosa que un «pretexto» para la violencia de las turbas hindúes, planificada meses antes.
Fuentes diplomáticas dijeron que activistas hindúes distribuyeron espadas gratis, días antes de que empezaran los disturbios.
La verdadera cifra de muertes se sitúa en dos mil, y se estima que 140.000 personas se han tenido que abandonar sus casas como resultado de los ataques.
El martes, la organización «Human Rights Watch» publicó su propio veredicto
sobre Gujarat en el que respalda las conclusiones de la UE.
«Lo que sucedió en Gujarat no fue un estallido espontáneo. Fue un ataque cuidadosamente orquestado contra los musulmanes», dijo la organización, añadiendo que el estado y la policía eran cómplices.
El lunes, un grupo de víctimas de Gujarat fue a Delhi para contar sus historias. Dilawer, un niño de 9 años, contó cómo mataron a sus padres. «Esparcieron agua. Había un cable pelado. Mi madre murió electrocutada. También quemaron a mi padre».
Otra víctima, Feeroz Bhai, reveló cómo vio a una turba hindú usar una espada para sacar a su hijo no nacido de ocho meses del seno de su mujer, matándolos a ambos.