Asimismo, cerca de 200 jóvenes reciben formación en dos colegios técnicos agrícolas, implantados por las religiosas en la misma zona, «con los que pretendemos reducir el elevado éxodo rural, y el hambre, así como formar a buenos productores que sepan aprovechar los ricos recursos que dispone la tierra», explica la religiosa Carmen Rosales.
Las religiosas han contribuido al nacimiento de estos proyectos educativos «orientados a la formación de los más jóvenes, pieza clave para la prosperidad de cualquier pueblo», ha añadido.
«Fueron los propios padres, en su mayoría analfabetos, los que nos animaron a que enseñáramos a sus hijos», ha precisado Rosales aunque el año pasado también instruyeron a más de 60 maestros para impartir nociones básicas a los alumnos, enseñarles a leer y a escribir, expresión oral y matemáticas, entre otras materias fundamentales.
En la región de Bongord, el índice de escolaridad de la población infantil y juvenil es del 35 por ciento, según la religiosa valenciana.