BUENOS AIRES , 26 agosto 2002 (ZENIT.org).- El obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Jorge Lozano, presidió este domingo la misa con la que concluyó la marcha por la vida y el trabajo recordando que Argentina, sumida en una profunda crisis, tiene que ser reconstruida por la responsabilidad de sus ciudadanos.
La marcha comenzó en el santuario de San Cayetano de Liniers y concluyó en el de San Ramón Nonato de Villa Luro, con el lema «Queremos ser nación».
El prelado se preguntó «por qué, si la mayoría somos cristianos, hay tanta gente que padece hambre; echó raíces tan profundas la injusticia; hay tanta mentira y corrupción; tenemos un país tan lejos del Evangelio, una sociedad que maltrata a los pobres, a los enfermos, a las familias y a los niños».
A los fieles que se congregaron en el santuario de San Ramón Nonato, patrono de las embarazadas y los niños por nacer, monseñor Lozano les dijo que la marcha es «un intento de superación para reconstruir la patria», tarea que debe hacerse «apoyándose en la verdad y comprometiéndonos con el bien común. Que no nos dé lo mismo la verdad que la mentira».
En otro momento de su mensaje, sostuvo que «para refundar la patria, la piedra fundamental tiene que ser la enseñanza de Jesús, y debe estar bien apoyada en la base, que son las reservas morales y religiosas. Hay que apoyarse en nuestra identidad, en nuestros sueños, en la solidaridad y en la paz».
Esta tarea «no la harán ni los extraterrestres ni los extranjeros, sino nosotros mismos, asumiendo compromisos bien concretos cada día. Hay que elegir vivir como Dios manda, mirando a Jesús en cada hermano, o vivir como otros nos mandan».
Durante la marcha, los fieles rezaron «por la dignidad y la vida de los que estamos sin trabajo; por los que tenemos trabajo y nos olvidamos de celebrar la vida».
También rezaron para que «los salarios sean justos y alcancen para vivir dignamente», y para «reencontrar los valores que nos fueron arrebatando: la solidaridad, el respeto, el bien común, la honestidad y la alegría».