La audiencia privada de quince minutos, en la que ambos hablaron en castellano, tuvo lugar en la biblioteca del Papa.
Al final del encuentro, el presidente Toledo presentó al Santo Padre la delegación que le acompañaba, unas diez personas, encabezada por el ministro de la Defensa, Aurelio Loret.
El presidente peruano le regaló una estatua en terracota con la figura de un indio, y el Papa le intercambió la deferencia ofreciéndole las medallas de su pontificado, en oro, plata y bronce.
En ausencia del cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, que se encuentra de visita en Ecuador, Toledo se entrevistó posteriormente con el sustituto de la Secretaría de Estado, el arzobispo argentino Leonardi Sandri, y con monseñor Pietro Parolin, italiano, recién nombrado subsecretario vaticano para las Relaciones con los Estados.
Estos «coloquios han permitido detenerse en las relaciones entre la Iglesia y el Estado en Perú y pasar revista de algunas cuestiones internacionales de particular actualidad», afirma un comunicado de prensa emitido por Joaquín Navarro-Valls, portavoz vaticano.