BUENOS AIRES, 20 enero 2003 (ZENIT.org–Aica).- La organización no gubernamental argentina Pro-Vida ha exhortado al presidente de la nación, Eduardo Duhalde a que «cumpla con la palabra dada a Juan Pablo II en oportunidad de su última visita, cuando le manifestó por escrito que iba a defender la vida humana desde la concepción».
Por ello, «debe terminarse con la matanza de vidas inocentes que cierta industria farmacéutica, en connivencia con funcionarios de su gobierno están produciendo. Expresamente le pedimos al presidente que cumpla con su palabra y con la ley que juró hacer observar en oportunidad de hacerse cargo de la primera magistratura».
La entidad explica que la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología), organismo dependiente del ministro de Salud, Ginés González García, autorizó «distintos pesticidas humanos que se comercializan engañosamente como fármacos destinados a la llamada «anticoncepción de emergencia». Tales productos «previenen» matando la vida incipiente en el vientre materno al actuar como abortivos químicos que destruyen el óvulo fecundado evitando su implantación en el útero».
«Ello –afirma Pro-Vida– en nuestra legislación constitucional, civil y penal es un delito, ya que Argentina protege la vida humana desde el primer instante de la concepción, es decir, desde la inicial unión del óvulo con el espermatozoide. En igual sentido, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, incorporada a nuestra Constitución, prescribe que el derecho a la vida está garantizado desde la concepción».
Pero el organismo que debe velar para que los fármacos que se van a vender a la población no contradigan tales prohibiciones «es precisamente el primero en violarlas al autorizar productos absolutamente ilegales en nuestro país», agrega Pro-Vida.