El prelado recordó en un congreso sobre la paz celebrado en Roma que el párrafo 4 del artículo 2 de la carta de las Naciones Unidas impone a los Estados a renunciar a la guerra como medio para resolver divergencias internacionales.
Para la Santa Sede, agregó el prelado, cada acción «debe ser emprendida y decidida en el contexto de las Naciones Unidas.
Sólo el Consejo de la ONU tiene el poder de decidir un ataque armado de legítima defensa, que supone la existencia de una agresión previa».
El representante vaticano consideró por este motivo que los inspectores de la ONU «deben poder continuar su trabajo».
El prelado insistió al mismo tiempo en que «todavía hay un pequeño espacio para la paz y la esperanza, aunque para ello es necesario que los responsables iraquíes sepan cumplir con el código de conducta y de pertenencia a la sociedad de las naciones».
Monseñor Tauran hizo sus declaraciones al intervenir en una conferencia organizado por el Instituto Dermopático de la Inmaculada, especializado en enfermedades de la piel.