Madrid espera al Papa: Carta de los obispos de la provincia eclesiástica

MADRID, 12 marzo 2003 (ZENIT.org).- Bajo el título «Testigos del Amor de Dios», los obispos de la provincia eclesiástica de Madrid han hecho pública una carta Pastoral con motivo de la próxima visita del Papa Juan Pablo II a España, que tendrá lugar del 3 al 4 de mayo.

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En la misiva, se dirigen a todos los fieles para animarles a vivir «este acontecimiento eclesial», y les invitan a acoger al Santo Padre, preparándose «con la oración, la catequesis y el ejercicio de la caridad».

«La presencia del Papa entre nosotros nos invita a renovar nuestra adhesión al sucesor de Pedro», dicen los obispos. «Después de veinte siglos de cristianismo, la presencia de Juan Pablo II entre nosotros confirma nuestra fe y consolida la certeza de que somos la Iglesia de Cristo, el pueblo rescatado con su sangre, llamado a proclamar la misericordia de Dios con todos los hombres».

Los obispos recuerdan que la definición de la Iglesia como «linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada» que hace san Pedro, se ve confirmada por «el testimonio de los santos». Los santos son «los bienaventurados que ya aquí, en la tierra, nos ofrecen la imagen del Hombre Nuevo, es decir, de Cristo «primogénito entre muchos hermanos».

«El Papa dicen los obispos viene a inscribir en el catálogo de los santos a cinco miembros de la Iglesia que peregrina en España», y recuerdan agradecidos el testimonio de Pedro Poveda, del padre Rubio, Genoveva Torres, de sor Ángela de la Cruz y de la madre Maravillas, proponiéndolos como modelos para los cristianos.

«Estos hombres y mujeres nos recuerdan que la primera aportación que el cristiano debe hacer a la Iglesia es la de su propia santidad». Los obispos dicen que «los santos que el Papa canonizará presentan un variado mosaico de las virtudes que conforman la vida cristiana (…) Al proponerlos como modelos de vida cristiana, la Iglesia nos invita a seguir sus pasos, a conformar nuestra vida, como hicieron ellos, con la del Señor».

«Los santos hacen creíble a la Iglesia, es decir, hacen que ella pueda reconocerse en su identidad propia, que es la santidad de Cristo. Encontrarse con un santo es tocar casi con la mano la presencia de Dios», continúan los obispos, por eso los santos «han producido en la Iglesia riadas de seguidores que vieron en ellos caminos seguros de santidad».

«La Iglesia en España tiene el inmenso gozo de poder ofrecer a la Iglesia universal y al mundo de hoy esta hermosa floración de santos. En este gozo estriba también nuestra responsabilidad. El caudal de vida cristiana que cada uno de los nuevos santos representa para la Iglesia no puede quedar estéril por nuestra desidia, indiferencia o mediocridad».

Los obispos consideran que uno de los ejes principales del pontificado de Juan Pablo II ha sido su exhortación a la santidad.

Por eso «la visita del Santo Padre acrecentará sin duda nuestra vocación y dinamismo apostólicos. Su sola presencia es un estímulo más para gastar y desgastar nuestras vidas al servicio del Evangelio de Cristo y de los hombres con la misma entrega que hace de su persona, objeto de nuestra más profunda veneración».

«Abramos nuestro corazón a la exhortación del Papa. Acojamos con gozo su magisterio y démosle la alegría de vivir conforme a la cruz gloriosa del Señor». Especialmente a los jóvenes, los obispos los animan a seguir el consejo del Santo Padre de «huir de la mediocridad, de todo conformismo y adecuación al paganismo de nuestros días».

Los obispos invitan a una oración intensa para pedir por la «fecundidad de este viaje pastoral a España», nación por la que el Papa «ha mostrado desde siempre un singular afecto». «Que a su esfuerzo por acercarse hasta nosotros corresponda una generosa acogida y una ferviente participación en los actos programados».

Finalmente, exhortan a los fieles a ser acogedores como signo elocuente «de que la Iglesia es la casa de los hijos de Dios, el hogar de la catolicidad. En el huésped, la Iglesia ha visto al mismo Cristo» y suplican para «que la experiencia de estos días, en los que acudiremos a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones, suscite como en la Iglesia primitiva en muchos hombres el deseo de unirse a la Iglesia, a la comunidad de los salvados».

A la fecunda maternidad de la Virgen encomiendan los anhelos que Ella hará fructificar «para que la Iglesia avance siempre humilde y segura mar adentro, llena del Espíritu de Dios, suplicando para que de su seno no dejen de nacer los santos».

Firman la carta Antonio María Rouco Varela, cardenal Arzobispo de Madrid; Francisco José Pérez y Fernández-Golfín, obispo de Getafe; Jesús Catalá Ibáñez, obispo de Alcalá de Henares; Fidel Herráez Vegas, obispo auxiliar de Madrid; César Franco Martínez, obispo auxiliar de Madrid; Eugenio Romero Pose, obispo auxiliar de Madrid; y Joaquín López de Andújar y Cánovas del Castillo, obispo auxiliar de Getafe.

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ZENIT Staff

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