Superior franciscano presenta cinco medios para promover la auténtica paz

Carta del ministro general de los Frailes Menores

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CIUDAD DEL VATICANO, 18 marzo 2003 (ZENIT.org).- El ministro general de la Orden de los Frailes Menores (Franciscanos) ha enviado una carta en la que ofrece pautas cristianas para sostener a las personas involucradas en el movimiento mundial que busca evitar la guerra y que se opone a toda forma de terrorismo y violencia.

En su misiva, escrita el domingo pasado con el título «Testigos y anunciadores de Paz», el padre Giacomo Bini afirma: «Nosotros, franciscanos, no podemos quedarnos en silencio al margen de este movimiento por la vida. San Francisco nos pide que seamos agentes de paz allí donde vivimos».

A continuación, el superior franciscano ofrece los instrumentos con los que la Orden religiosa quiere sostener el compromiso por «disociarse de los propósitos de muerte que ofenden a Dios y al hombre».

Ante todo, «con la oración constante e intensificada, en este tiempo privilegiado de Cuaresma», pues «la esperanza de la paz renace y se refuerza precisamente en este diálogo con Dios, que nos ayuda a replantear nuestra existencia en la armonía de las relaciones».

En segundo lugar, con «nuestra vida pacificada, armoniosa, y centrada de nuevo en Dios», pues para ser «portadores de paz», constata, es necesario estar «pacificados dentro de nosotros».

En tercer lugar, propone la «presencia dialogante entre los hombres y mujeres de buena voluntad, saliendo al encuentro de todos, amigos y enemigos, acogiendo y valorizando todos los deseos de comunión».

En cuarto lugar, el superior presenta el «ayuno y la penitencia», que ayudan a «purificarnos de la avidez de la posesión, de todo lo que tenemos superfluo, que siempre es una forma de violencia contra el pobre. El ayuno y la penitencia sostienen nuestra oración y dan credibilidad a nuestra palabra».

Por último, pide el «anuncio explícito de la paz, hecho con valentía y creatividad en Fraternidad».

«No podemos quedarnos en una resignación estéril –concluye–: el ejemplo admirable del Santo Padre Juan Pablo II debe alentarnos a usar todos los medios disponibles para construir paz y reconciliación».

Más información en http://www.ofm.org.

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ZENIT Staff

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