Además de la nota hecha pública el pasado martes, en vísperas de expirar el ultimátum, la Conferencia Episcopal Española ha hecho público hoy un escueto mensaje ante el comienzo de la intervención, en el que deplora «que no hayan alcanzado el fin que pretendían los esfuerzos denodados del Santo Padre para evitar lo que representa siempre una derrota para la humanidad y un fracaso de la comunidad internacional».
La Conferencia Episcopal invita «a todas las comunidades cristianas a que perseveren en la oración y la penitencia para que la guerra cese cuanto antes y para que tenga el menor coste posible de vidas humanas, respetando la sociedad civil y cuidando especialmente a los niños, enfermos y ancianos», y pide a la comunidad internacional, los Estados y las organizaciones humanitarias «adoptar las medidas necesarias para paliar los daños previsibles».
Espera también que «en Irak se restaure un orden moral, social y político asentado en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana y en el respeto de sus derechos fundamentales sobre los que se construya una paz auténtica y duradera».
Por su parte, han manifestado también su oposición a las hostilidades el arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García Gasco, los obispos de Cartagena, Málaga, Cuenca y Orihuela-Alicante, monseñores Manuel Ureña, Antonio Dorado, Ramón del Hoyo, y Vitorio Oliverel, así como el administrador apostólico de Granada, Miguel Peinado.
Para monseñor García Gasco, «en estos difíciles momentos, la oración contra el terrorismo y la solución pacífica de los conflictos es más necesaria que nunca».
El prelado valenciano insiste, en su carta «No a la guerra, no al terrorismo», en que «una oposición a la guerra que ayudara a la estrategia terrorista nacional e internacional sería un error moral y político de trágicas e incalculables consecuencias».
Por ello advierte que «junto a la enérgica condena moral de la guerra no podemos caer en la trampa de que nuestra postura sea utilizada a favor de quienes se disfrazan cuando les conviene de pacifistas».
Monseñor Dorado hace suyas «una vez más las advertencias y denuncias que ha realizado el Papa», y pide a los malagueños «a orar y ofrecer lo mejor de cada uno para que se alcance pronto la paz y el corazón no se nos llene de resentimiento y desesperanza».
Se ha referido a la situación actual del pueblo iraquí: «Como ha dicho con dramatismo y dureza el arzobispo Renato Martino, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, «a un pueblo que desde hace 12 años pide pan, se preparan para tirarle tres mil bombas»».
Para el obispo de Cartagena, monseñor Ureña, a la pregunta de si la guerra es justa, recuerda la actitud de la Iglesia, «en la persona misma del Papa, Juan Pablo II», quien «ha amonestado seriamente a Estados Unidos y a sus aliados, y ha urgido también a Irak a que fuera leal, totalmente leal, a las exigencias legítimas de autodesarme que le imponía la ONU en bien de la seguridad y de la paz entre las naciones».
El prelado reconoce que «desgraciadamente, no se ha logrado la paz, pero hay que seguir luchando por la paz, por el cese de la guerra».
Asimismo asegura que «sobre todo, hay que confiar en el poder de la oración», para lo que realiza una invitación a orar «y confiemos en Dios, el único que puede convertir los corazones de piedra en entrañas de arrepentimiento, de perdón y de amor».
El obispo de Cuenca, monseñor Ramón del Hoyo, se sumó también al rechazo a la guerra. En una carta dirigida a sus feligreses, el prelado asegura que este conflicto «hace regresar a la humanidad a dimensiones más pobres», a la vez que pide «mirar con ojos de fe y unir nuestra mirada a la cruz de Cristo para, con nueva fuerza, repetir su mensaje. “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Oremos unidos por la paz. ¡Construyamos la paz!».
El obispo de Cuenca baja además a detalles prácticos, y pone como medios para acabar con la guerra «la Santa Misa, el rezo del Santo Rosario y la acción caritativa de Cáritas».
El obispo de Orihuela-Alicante, monseñor Vitorio Oliver, ha pedido a sus feligreses que recen el Via Crucis esta Cuaresma «pidiendo la paz y el cese de la guerra» y que «si es posible», se haga por la calle «como expresión pública».
«Ante el lamentable estallido de la guerra, la humanidad ha sufrido una cruel derrota», añade el prelado.
Miguel Peinado, administrador diocesano de Granada, ha hecho publica una carta dirigida a la diócesis granadina con motivo del comienzo del ataque norteamericano a Irak, en la que «la Iglesia de Granada se une al dolor de pueblo Iraquí. Este Arzobispado quiere expresar su más profunda oposición al conflicto bélico que comenzó EE.UU. de América al atacar a Irak, en la madrugada de hoy», y pide a los fieles «que recen al Dios de la Paz para que finalicen las hostilidades a la mayor brevedad».
Entre las instituciones católicas que han reaccionado primeramente, cabe destacar una nota de la ong católica Manos Unidas, en la que afirma que «la toma de postura de innumerables instituciones, entre ellas muchas eclesiales, que han pedido la prolongación de las vías diplomáticas y de la inspección, no han encontrado el eco que merecían».
«Manos Unidas ha expresado ya su postura ante este conflicto. Nos sentimos cerca de las víctimas, y seguiremos trabajando por un mundo más humano y en paz: un camino muy distinto al de la confrontación».
Por su parte, la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza
(FERE) «en unión con toda la Iglesia» ha invitado «a todos nuestros colegios a celebrar actos de oración por la paz mundial».
También la asociación HazteOir ha lanzado una nueva campaña contra la guerra, en la que además recuerda que «mientras los partidos de la oposición se manifiestan al unísono contra la guerra, en España se practican 70.000 abortos anuales, sin que ninguno se manifieste contra las muertes de estos seres inocentes. Exigimos a la oposición que sea coherente en su defensa de la vida». Las adhesiones pueden enviarse a http://detenlaguerra.hazteoir.org.
Las universidades católicas, por otro lado, se han adherido a un acto en favor de la paz de todos los campus de España. Hoy, a las 12:00 horas, ha tenido lugar un paro silencioso de cinco minutos y, hasta que acabe el conflicto, las universidades mantendrán su bandera arriada a media asta en muestra de duelo y solidaridad con las víctimas inocentes del conflicto.
Otras instituciones como Cáritas española y Ayuda a la Iglesia Necesitada de España se han adherido a los comunicados de sus sedes internacionales contra la guerra.