En concreto, en la última semana entre 2.000 y 3.000 personas han llegado a la ciudad de New Halabja, procedentes de zonas que están siendo castigadas por los bombardeos, como Bagdad y Sulemainiya.
Asimismo, en la ciudad de Bazyan se han identificado alrededor de 2.000 familias desplazadas (unas 10.000 personas), procedentes de las zonas fronterizas de Chamchamal y Shrosh, objeto de ataques aéreos.
El personal de Cáritas en esas regiones está prestado ayuda humanitaria de emergencia a estos contingentes de desplazados, a quienes se les facilitan mantas y alimentos.
Los recién llegados están siendo ubicados en casas vacías, escuelas y mezquitas, en unas condiciones de gran precariedad y hacinamiento (las escuelas carecen de baños y agua corriente).
A estas limitaciones materiales, las personas desplazadas se enfrentan también a las bajas temperaturas que se registran estos días en la región y a la carestía del combustible para uso doméstico, cuyos precios se han disparado en las últimas semanas. Se han detectado también casos de diarrea y de asma.
En Bagdad y a causa del bombardeo del centro de telecomunicaciones, la oficina de enlace de Cáritas Iraq en Ammán ha perdido el contacto con muchos de sus centros de reparto de ayuda en el interior del país.
No obstante, según los datos aportados por el personal de los centros con los que se mantiene la comunicación, los intensos bombardeos de las últimas horas en Bagdad han causado numerosas pérdidas de vidas humanas. En la capital han comenzado a escasear los productos de primera necesidad y muchas personas están abandonando la ciudad para refugiarse en las zonas rurales.
Desde Basora, la Cáritas local indica que la ciudad se encuentra bajo una relativa calma y que los combates están teniendo lugar en las afueras de la ciudad. La iglesia caldea de Ma-akel ha resultado dañada a causa de las bombas.