Filosofía, cine, narrativa y teología han confluido con naturalidad en un foro que ha puesto de relieve cómo el arte y el cristianismo se han enlazado de modo sorprendente al largo de la historia.
«Blade Runner», la Biblia, Pablo Neruda o Dante Alighieri son algunos de los nombres que han resonado estos días en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (http://www.usc.urbe.it), organizadora de este acontecimiento.
«Alfred Hitchcock, Frank Capra o John Ford, tres de los grandes directores de cine del siglo XX, eran católicos practicantes», recordó el profesor William Park, del Sarah Lawrence College de Nueva York, en respuesta a quien afirma que el cristianismo ha suprimido la creatividad.
La profesora María Antonia Labrada, de la Universidad de Navarra, diferenció «el mito griego, centrado en la naturaleza, y la mitología cristiana, dedicada a la acción, al mundo moral o a la historia».
Labrada, que glosó el concepto de arte y poesía en Schelling, explicó que para este filósofo alemán «la pérdida del carácter poético del cristianismo es atribuida a la filosofía ilustrada».
La presencia de Dios en la poesía contemporánea fue abordada por el profesor José Miguel Ibáñez, de la Universidad de los Andes, de Santiago de Chile, que demostró cómo la temática religiosa está latente en la poesía de nuestros días.
Tomando como temas la Encarnación y la Navidad, el conferenciante recitó algunos poemas y recalcó que incluso la tradición de «poetas malditos o de creyentes agónicos darán testimonio del Dios cristiano por la vía de la duda angustiosa o aun de la imprecación o la blasfemia».
Por su parte Cesare Cavalleri, director de la revista istaliana «Studi Cattolici», pidió sin embargo huir de la tentación de ver en todo artista o literato a un pensador católicos. «No basta que un poeta nombre a Dios o al ángel de la guarda para recrutarlo entre los "nuestros"».
Por otra parte, aclaró, «una poesía es mala aunque haya sido un católico con las mejores intenciones».
François Livi, de la Universidad de la Sorbona de París, explicó que «vale la pena recordar cómo el conocimiento de la Biblia es el "gran código" de nuestra cultura, una clave indispensable para comprender nuestras literaturas».
Paul Dumol, de la Universidad de Asia y el Pacífico (Manila, Filipinas) explicó que «lo que ofrece y puede ofrecer la fe cristiana a la literatura es la visión cristiana del ser humano, de la vida, de la sociedad, en definitiva, de la realidad».
«Esta realidad es creada, y esto es una fuente de optimismo, un profundo optimismo, opuesto al optimismo superficial, pues la fe cristiana no es ciega ante los desastres, el dolor y la muerte», explicó el catedrático.
«Además, la visión cristiana del ser humano considera que ha sido salvado --fuente adicional de optimismo y esperanza--», añadió. «Insisto, esta visión no es superficial, sino profunda, pues incluye la realidad del pecado (del que es salvado el ser humano) y en su corazón se encuentra la Cruz, el sufrimiento».
«Al mismo tiempo --concluyó--, para la fe cristiana, el ser humano tiene una dimensión de misterio que nunca puede ser totalmente aclarada. El Hijo de Dios se hizo hombre: lo que implica que la literatura podrá seguir explorando siempre la naturaleza humana sin agotarla».
El profesor Juan José García-Noblejas, miembro del comité organizador, considera que «es un dato que la fe ayuda a entender mejor el arte, puesto que la idea cristiana de libertad y el consecuente dominio de las propias acciones son esenciales en el desarrollo del arte y de la literatura».
Entre las comunicaciones cabe destacar el interés que despertaron análisis sobre Dante, Tolkien, John Henry Newman o César Vallejo.
El espacio para las comunicaciones se dedicó a analizar obras literarias, poéticas y cinematográficas a la luz de la teología, la filosofía, la historia, la psicología y la comunicación.
El simposio, auspiciado por la Facultad de Comunicación Institucional de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, se repetirá cada dos años.
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May 01, 2003 00:00