Los neocatecumenales se difunden ya por los cinco continentes: un millón de personas repartidas en 15.000 comunidades, presentes en 800 diócesis y en 5.000 parroquias. Hay familias con hijos que lo han dejado todo –amigos, casa, trabajo– para ir en misión hacia las zonas más desfavorecidas del mundo.
Y cada vez son más los jóvenes que quieren descubrir y madurar su fe a través de este carisma. Kiko Argüello cuenta en una entrevista publicada por La Razón este lunes su experiencia de la reciente visita de Juan Pablo II a España:
–¿Qué significa para Kiko Argüello esta visita pastoral del Papa a España?
–Kiko Argüello: Esta visita ha dejado constancia del enorme amor que Juan Pablo II siente por España y de su confianza en ella para la nueva evangelización ante el tercer milenio. Ya demostró su amor por este país hace muchos años, cuando escogió a San Juan de la Cruz como tema de su tesis doctoral. Y después, a lo largo de sus viajes, que con éste ya son cinco. El Papa ama a España porque ha dado muchísimos santos a través de la Historia, y sabe que ahora se están gestando los que ayudarán a la Iglesia en su misión ante la nueva evangelización. España, para el Papa, tiene una misión fundamental en la vida de la Iglesia del tercer milenio.
– ¿Es Juan Pablo II un Papa para la Historia?
–Kiko Argüello: Sin duda alguna. Este Papa es además uno de los grandes impulsores del ecumenismo en la Iglesia. Juan Pablo II tiene una ilusión profunda y secreta (o no tan secreta), que es la unión de la Iglesia rusa y la católica, y ya está dando todos los pasos posibles para conseguirlo, o al menos para lograr el máximo acercamiento. No es ninguna novedad que el Papa tiene en sus planes una visita a Rusia. Juan Pablo II sabe que el Espíritu Santo es uno, el mismo para todos, el mismo Espíritu del Concilio y de las Jornadas por la Paz o de la Juventud, el mismo Espíritu del ortodoxo y del católico.
Más allá de lo humano
–¿Qué es lo que empuja a este Papa a realizar tantos viajes?
–Kiko Argüello: Su misión como Vicario de Cristo de dar a los hombres una liberación.
– ¿Y qué liberación es ésta que mueve a tanta gente?
–Kiko Argüello: Dice la Epístola a los Hebreos que Cristo compartió nuestra carne «para poder destruir con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo y librar a aquellos a quienes el temor a la muerte tenía esclavizados de por vida» (Hebr, 2, 14). El hombre no quiere sufrir. El hombre, por el miedo a sufrir aborta, se separa, se suicida, se desespera. Cuando desaparece el amor humano, el hombre queda limitado por el miedo a lo que él siente como una muerte. Cristo vino a traer el amor más allá de la muerte, a superar ese amor limitado. Por eso el amor cristiano es indisoluble, porque si por la fe el hombre tiene vida eterna nunca se sentirá destruido por el sufrimiento. El cristiano ama más allá de lo humano, ama eternamente, porque gracias a Cristo tiene una vida que ha vencido a la muerte. Esto es fundamental.
–¿Qué espera el Papa de los jóvenes del tercer milenio?
–Kiko Argüello: El Papa sabe que los jóvenes son una gran esperanza, que tienen un gran deseo de vivir, y él quiere darles a Cristo, porque sabe que el joven que encuentre a Cristo, desde ese momento será un apóstol. No es lo mismo haberse encontrado con Jesús que no haberse encontrado con Él. El joven que ha encontrado a Jesús siente cómo se transforma su vida, cambia sus relaciones, sus modos de vida, porque ama en una nueva dimensión, ama más allá de la muerte. Espero que el encuentro con los jóvenes del sábado y en general toda esta visita del Santo Padre tenga su fruto. España necesita una verdadera evangelización frente a la fuerte secularización que vive hoy en día, que ha llevado a mucha gente a abandonar la fe y la Iglesia.
–El encuentro del Papa con los jóvenes tuvo este domingo un epílogo para los jóvenes del Camino Neocatecumenal…
–Kiko Argüello: Así es. Como fruto de las palabras del Santo Padre hemos hecho un Encuentro Vocacional donde se han puesto en pie aquellos jóvenes que han decidido ofrecer su vida por Cristo, bien para entrar en el seminario como sacerdotes, bien para ser misioneros, monjas de clausura… Dios llama a los jóvenes a ofrecer su vida por Cristo, y el Camino está ayudando a las diócesis a darles un fuerte impulso misionero.