«Abrigamos la esperanza de que la buena semilla, que el Papa ha sembrado con su palabra y el testimonio de su vida, fructifique generosamente entre nosotros. Es responsabilidad nuestra cuidarla, abonarla y regarla como servidores de la heredad del Señor», afirma el comunicado del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española
«Tenemos todavía grabado en el alma el mensaje, lleno de fe y de vigor religioso, que dirigió a los numerosísimos jóvenes presentes en el encuentro inolvidable de Cuatro Vientos, tan pleno de emociones, de sintonía de afectos y de pensamientos, de alegría y esperanza pascual, de gozo en el Espíritu», dicen los obispos.
Los dos actos que presidió el Papa, el de Cuatro Vientos con los jóvenes y el de la misa en la Plaza de Colón, tuvieron una marcada carga vocacional, y el propio Papa pidió en numerosas ocasiones a los fieles que se plantearan si Dios les llamaba al sacerdocio o a la consagración.
Por eso, en su nota los obispos también recuerdan «su invitación a seguir a Jesucristo en el sacerdocio o en la vida consagrada, brindándoles el testimonio personal de sus 56 años de vida entregada como sacerdote».
La nota comienza manifestando su «gratitud emocionada al Santo Padre, que en su solicitud por todas las Iglesias acogió desde el principio con sumo interés nuestra invitación, y durante estos días nos ha dado tantas muestras de afecto entrañable y orientaciones preciosas para el futuro de la Iglesia en España».
Los prelados también muestran su «agradecimiento sincero a Sus Majestades los Reyes de España y a la Familia Real, que tantos detalles de afecto y respeto han tenido con el Santo Padre; al Gobierno de España, a las administraciones autonómica y municipal de Madrid y a los servidores del orden, cuya eficaz y generosa colaboración ha sido decisiva para el feliz resultado que todos celebramos. Nuestra gratitud a todos los representantes de las altas instituciones del Estado, que han tenido a bien participar en los actos presididos por el Papa».
Los obispos confiesan que las directrices marcadas por Juan Pablo II les serán de gran utilidad para gobernar la Iglesia en España, especialmente cuando el Santo Padre pidió a los españoles en la misa de Colón «¡No rompáis con vuestras raíces cristianas! Sólo así seréis capaces de aportar al mundo y a Europa la riqueza cultura de vuestra historia».
«Tenemos aquí marcado el camino para la auténtica renovación de la Iglesia, para una nueva primavera de santidad y de vida cristiana, y para una realización más honda de nuestro Plan Pastoral», concluyen.