ROMA, 9 mayo 2003 (ZENIT.org).- El movimiento Comunión y Liberación (CL), fundado en 1954 por monseñor Luigi Giussani, está marcado por dos momentos fuertes: el de los orígenes y el de la recuperación.
Entre ellos, sin embargo, hubo una «travesía del desierto», según explicó este jueves en Roma monseñor Massimo Camisasca, uno de los primeros seguidores de Giussani en este nuevo movimiento eclesial nacido en Milán en la década de los cincuenta.
Monseñor Camisasca presentó dos libros con la historia de CL. El primero describe «Los orígenes» (1954-1968); mientras que el segundo se ocupa de «La recuperación» («La ripresa», en italiano) del movimiento (1969-1976).
¿Qué pasó entre 1965 y 1969, años en los que don Giussani no lideró el movimiento que había fundado y estuvo apartado de él?
Massimo Camisasca, superior general de la Fraternidad sacerdotal de los Misioneros de San Carlos, sociedad de vida apostólica que acoge a los sacerdotes de CL, reveló que «si bien el propio fundador no ha escrito nada ni nunca ha hablado de este tema, se sabe que fue el arzobispo de Milán de ese momento quien le mandó a América para estudiar teología».
El objetivo era que monseñor Giussani olvidara su completa dedicación al movimiento y volviera a su cargo docente de teología en Milán.
Esos años sin Giussani al frente del movimiento coincidieron con las revoluciones de 1968 y con crisis internas. Volvió a su puesto en 1975 y reorientó el movimiento, que enseguida recuperó la vitalidad de la que goza hoy en día.
Es lo que monseñor Camisasca define «el renacimiento del movimiento».
«CL es un verdadero movimiento: don Giussani está siempre en un movimiento constante hacia otras personas, despejando en ellas lo que él llama “experiencias fundamentales”», afirmó, recalcando la influencia que ha ejercido sobre él el poeta italiano Giacomo Leopardi (1798-1837).
Don Camisasca explicó que «gracias al sentido estético de Giussani, en el movimiento se da mucha importancia a la literatura (se propone un libro cada mes), a la música y a la imagen».
«El fundador de CL tiene dos grandes pasiones: Cristo y el hombre», apuntó.
Respondiendo a la pregunta de qué tipo de influencia ha tenido CL en la cultura italiana, el sacerdote respondió que «se ha privilegiado la formación de profesores, periodistas y trabajadores», señalando así tres de las líneas fuertes de incidencia.
El coloquio y presentación de los libros estuvo organizado por la Capellanía Universitaria de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma.
Según explica su página web oficial (http://www.comunione-liberazione.org), Comunión y Liberación es un movimiento eclesial cuya finalidad es la educación cristiana madura de sus propios seguidores y la colaboración con la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la sociedad contemporánea.
Nació en Italia en 1954 cuando monseñor Luigi Giussani dio vida, a partir del liceo clásico «Berchet» de Milán, a una iniciativa de presencia cristiana llamada «Juventud Estudiantil». Las siglas actuales, Comunión y Liberación (CL), aparecen por primera vez en 1969.
Sintetizan el convencimiento de que el acontecimiento cristiano, vivido en la comunión, es el fundamento de la auténtica liberación del hombre. En la actualidad Comunión y Liberación está presente en cerca de setenta países en todos los continentes.
En la actualidad Comunión y Liberación está presente en cerca de setenta países en todos los continentes.
No se prevé ninguna forma de inscripción, sino únicamente la libre participación de las personas. Un instrumento fundamental de formación de los seguidores del movimiento es la catequesis semanal denominada «Escuela de comunidad».