«Para un farmacéutico católico la vida está por encima de todo»

Habla Juan Carlos Areces, presidente de los farmacéuticos católicos españoles

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MADRID, 20 mayo 2003 (ZENIT.org-VERITAS).- Con motivo del reciente Simposio de la Asociación Española de Farmacéuticos Católicos en el que se ha reflexionado sobre el ejercicio de la profesión farmacéutica, el derecho a la objeción de conciencia y la realidad de los anticonceptivos, José Carlos Areces, presidente de Asociación Española de Farmacéuticos Católicos ha concedido unas declaraciones a Veritas.

Areces afirma que ser farmacéutico católico en nuestros días supone «ser coherente con la moral que la Iglesia católica propugna para nuestro ejercicio profesional».

Para el presidente de los farmacéuticos católicos españoles, «el Papa es rotundo. Ante esta cultura del hedonismo y de transigir con todo, el farmacéutico tiene que tener una actitud clara: la vida, por encima de todo. Desde el inicio hasta el final».

Areces recuerda cómo «Su Santidad nos ha pedido nuestra aportación. La Iglesia nos necesita, necesita nuestro testimonio. Ahí es donde queremos estar».

En cuanto al objetivo que persigue la Asociación, afirma que el principal es «dejar bien claro qué es la anticoncepción desde el punto de vista moral, pero no solo, sino, desde la perspectiva farmacológica, médica, deontológica. Y, por otra parte, el reconocimiento de la objeción de conciencia del farmacéutico –un derecho reconocido por la Constitución española–, que queremos poder ejercer no sólo contra la píldora del día después, sino contra todo lo que atente a la conciencia».

Areces afirma que los farmacéuticos católicos tienen muchas dificultades a la hora de ser coherentes en su profesión: «Sabemos que no es fácil. De hecho, hay compañeros que son creyentes, pero por ese temor, a consecuencia del ambiente enrarecido, no quieren asumir mayores responsabilidades, porque comprometerse les exigiría ser consecuentes hasta el final».

El presidente refiere al respecto un caso reciente de «una asociada de 24 años que ha perdido su trabajo en dos ocasiones fruto de su coherencia, y por el momento lleva más de 42 entrevistas infructuosas por poner en preaviso al entrevistador de sus convicciones».

Areces asegura: «Mi experiencia me dice que cuando haces un esfuerzo, un sacrificio por ser coherente con tu fe, el Señor te paga con el ciento por uno. El Señor siempre es más generoso. Siempre te ayuda».

Ahora bien, ha reconocido que los farmacéuticos que sean coherentes con su conciencia «podrían experimentar fuertes pérdidas económicas».

Con respecto al futuro observa: «Nuestra labor esta cambiando, nos preocupan los jóvenes que están empezando. Gracias a Dios, cada vez se incorporan más a nuestra asociación, que es para ellos, porque como ha dicho Juan Pablo II en su reciente visita a España, son la esperanza del mundo».

Y concluye «se puede ser actual y coherente, como dice el Papa».

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ZENIT Staff

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