HARARE, 22 mayo 2003 (ZENIT.org).- La Conferencia de Religiosos y Religiosas de Zimbabwe ha denunciado la violencia, intimidación, explotación y corrupción que padece la población del país, cuestionando el papel del gobierno en esta situación.
«Una cuestión de verdad» es el título del comunicado que –difundido el miércoles por CISA (Catholic Information Service for Africa)–, el pasado 2 de mayo publicaron los religiosos en el diario independiente de Harare «Daily News».
«Pedimos perdón –se lee en la introducción del documento de los religiosos– por las veces en que la Iglesia o sus miembros se han puesto del lado de regímenes que no promovieron los valores del evangelio, o permanecieron en silencio ante la injusticia y el mal».
«Nos comprometemos a hablar con una voz y a actuar como un cuerpo para promover los valores del Evangelio», afirman los religiosos.
Sin embargo, «la Iglesia está en la necesidad de preguntar: ¿qué está haciendo el sistema predominante por nuestro pueblo?».
«¿Por qué, si no estamos en tiempo de guerra, hay escasez de alimentos, de combustible y de los bienes esenciales? ¿Por qué está la infraestructura económica tan debilitada que las importaciones y la distribución alimentaria están amenazadas? ¿Por qué cuando se distribuyen alimentos existen prácticas corruptas a nivel local?», interrogan los religiosos y religiosas de Zimbabwe.
«¿Por qué, padeciendo la pandemia del Sida, se está permitiendo que el sistema sanitario se derrumbe?», plantean.
«¿Por qué –prosiguen– los agentes del orden y el sistema judicial han dejado de proteger a los ciudadanos, haciéndose opresivos y perdiendo toda credibilidad? ¿Por qué vive el pueblo en el temor de la violencia, la tortura y la detención por protestar, por manifestarse en público y por votar a los candidatos o partidos de su elección?».
«¿Por qué la verdad de la situación se manipula y controla a través de medidas propagandistas?», cuestionan finalmente.
Por todo ello, dicen los religiosos: «Pedimos a nuestros líderes que vengan y vean, que escuchen el lamento de nuestro pueblo (…), que revisen las políticas que causan estragos, que se restaure el papel de la Ley, que cesen los arrestos arbitrarios y se elimine el clima de temor con un llamamiento a la reconciliación genuina y al reconocimiento de los errores».
«Deseamos conocer la verdad –expresan los religiosos–. Llamamos a aquellos que tienen el poder de cambiar la situación a modificar su actitud y a actuar con responsabilidad por el bien común, o todos seremos responsables de la destrucción de nuestro propio pueblo».
Finalmente, los religiosos y religiosas de Zimbabwe piden a todos los fieles de la Iglesia «practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios (Mi 6, 8)».
«El mandamiento nuevo de Jesús es que nos amemos unos a otros como Él nos amó. En este espíritu, trataremos de influir en aquellos que no han oído el mensaje del Evangelio o no lo han tomado en cuenta», concluyen.
