Argentina: «Hay que renunciar al resentimiento», pide el cardenal Bergoglio

Ante el nuevo presidente de la República

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BUENOS AIRES, 26 mayo 2003 (ZENIT.orgAica).- El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, invitó el domingo a las nuevas autoridades a sacar adelante el país y pidió renunciar a la «mezquindad y al resentimiento de los internismos y los enfrentamientos sin fin».

El purpurado presidió el solemne y tradicional «Te Deum» que, con ocasión del 193º aniversario del 25 de mayo de 1810 –fiesta nacional en Argentina–, se celebró en la catedral metropolitana de Buenos Aires. Este año, tuvo lugar después de que el nuevo presidente de la República, Néstor Kirchner, asumiera el cargo en el palacio del Congreso de la Nación.

Kirchner, de 53 años, se convirtió automáticamente en presidente electo de Argentina cuando el ex jefe del Estado, Carlos Menem, renunció a presentarse el 18 de mayo en la segunda vuelta electoral en la que se decidiría el sucesor de Eduardo Duhalde en la presidencia del país.

Miembro del peronista Partido Justicialista, Kirchner es el cuarto presidente de Argentina desde el retorno de la democracia en 1983. Su mandato se extenderá hasta el 10 de diciembre de 2007.

«Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia religiosa, filial y fraterna para sentirnos beneficiados con el don de la patria, con el don de nuestro pueblo», subrayó el cardenal Bergoglio.

Igualmente destacó la ejemplaridad del pueblo que «confió nuevamente en nuestro sistema democrático, a pesar de sus debilidades y carencias, y redobla los esfuerzos solidarios para volver a tejer una sociedad que se fractura».

Tras reiterar que «se inicia una nueva etapa en nuestra patria, marcada por la fragilidad de los hermanos más pobres y excluidos, de nuestras instituciones y de nuestros vínculos sociales», indicó que estas dificultades son «la oportunidad para crecer y no la excusa para la tristeza inerte que favorece al sometimiento».

Delante el nuevo presidente, su esposa Cristiana Fernández, el vicepresidente Daniel Scioli y la totalidad del gabinete, el primado hizo hincapié en que «hace falta grandeza de alma, porque sólo ella despierta vida y convoca».

«No tenemos derecho a la indiferencia o al desinterés o a mirar a otro lado. No podemos pasar de largo como los de la parábola, tenemos responsabilidad sobre el herido, que es la nación y su pueblo”, recordó el cardenal Bergoglio en su homilía centrada en el pasaje evangélico del Buen Samaritano.

Asimismo explicó que «es necesario cargar sobre sí el dolor de los fracasos en vez de acentuar odios y resentimientos». «Sólo falta el deseo puro y gratuito de querer ser nación, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al caído», recalcó.

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ZENIT Staff

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