DAVAO, 28 mayo 2003 (ZENIT.org).- El presidente del episcopado filipino, el arzobispo Orlando Quevedo, ha acogido como «una gran noticia» el anuncio que este jueves difundieron los rebeldes del MILF (Frente Moro de Liberación Islámica) de una tregua unilateral de diez días –a partir del 2 de junio– en los territorios meridionales de Mindanao y Sulu.
Monseñor Quevedo ha expresado su deseo de que el gobierno de la presidenta Gloria Macapagal Arroyo responda de forma positiva al anuncio de los guerrilleros, según recoge la agencia misionera Misna .
Al comunicar la decisión de suspender las hostilidades, el portavoz del MILF, Eid Kabalu, subrayó que se trata de una «respuesta a los llamamientos dirigidos desde la Conferencia Episcopal de Filipinas», además de «diferentes activistas a favor de la paz y funcionarios gubernativos de buena fe».
El padre Robert Layson, párroco de la iglesia de la Inmaculada Concepción de Pikit –una pequeña ciudad devastada por la reciente violencia entre el MILF y el gobierno– mostró igualmente su alegría por la iniciativa, «una buena opción para los soldados, para los rebeldes y, de manera especial, para los evacuados».
De hecho, el sacerdote se ocupa de la acogida de los numerosos desplazados que huyeron de sus propias casas para evitar verse involucrados en los enfrentamientos que estallaron cuatro meses atrás entre extremistas y militares.
Según fuentes gubernativas, desde el 21 de enero de 2003, 357.025 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares ante la perspectiva de las inminentes operaciones militares en la isla de Mindanao. El 25 de mayo, sólo 146.606 habían regresado.
El Departamento de Asuntos Sociales y Desarrollo revela que desde el 21 de enero, 205 personas han fallecido y 166 han resultado heridas a causa de los combates entre soldados y guerrilleros.
Integrado por más de 12.000 hombres, el MILF lucha desde 1979 por la creación de un Estado islámico en Mindanao.
