La convocatoria partió del arzobispo de Rabaul y presidente del episcopado, monseñor Karl Hesse, al conocerse la muerte de los hermanos anglicanos.
El viernes 8 de agosto, la fuerza de intervención internacional desplegada en las Islas Salomón anunciaba el fallecimiento de los seis miembros de la Misión anglicana melanesia secuestrados en abril por la milicia de Guadalcanal.
Así lo confirmó Nick Warner, jefe de la fuerza de intervención, quien se reunió ese mismo día por primera vez en la conflictiva costa este de Guadalcanal con Harold Keke, líder de la milicia del Frente de Liberación de Guadalcanal.
«Carecemos de más detalles desde Guadalcanal --constató el prelado desde Rabaul--. Se nos ha informado de que los hermanos melanesios fueron asesinados cuando se dirigían a Weathercoast en un intento de encontrar a otros miembros de su comunidad».
«Estamos profundamente apenados al constatar que tal atrocidad puede cometerse contra personas que han dedicado sus vidas al servicio de los demás», añadió.
El arzobispo católico de Rabaul reconoció igualmente que la pérdida de estos misioneros «nos recuerdan los sacrificios asumidos gustosamente por muchas personas en cumplimiento de su vocación».
«Damos gracias a Dios por el servicio que prestaron a los demás y por el ejemplo de generosidad que nos han dado», subrayó el prelado expresando el pésame de la comunidad católica a las comunidades anglicanas en Papúa Nueva Guinea y en las Islas Salomón.
El arzobispo Hesse pidió también a los fieles orar por los familiares de los fallecidos así como por la familia del voluntario adventista asesinado el pasado 18 de mayo en Malaita.
El pasado 24 de julio llegó a las Islas Salomón una fuerza internacional de más de 2.200 militares y policías dirigida por Australia para poner fin a cuatro años de guerra entre las milicias de Guadalcanal y Malaita, según informó «Efe».
Malaita padece un problema de superpoblación y la emigración de sus habitantes a la vecina Guadalcanal no ha sido bien acogida por los habitantes de esta isla, la principal del archipiélago.
La rivalidad étnica provocó que los habitantes de las dos islas crearan sus propias milicias. Ello marcó el comienzo de una guerra civil que en junio del 2000 llevó a un golpe de Estado que depuso al primer ministro Bartolomé Ulufa.
En octubre de ese año, las partes en conflicto firmaron un acuerdo de paz, pero Harold Keke se retractó a los pocos meses y volvió a las armas.
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Aug 25, 2003 00:00