CIUDAD DEL VATICANO, 4 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II beatificará el próximo domingo al sacerdote belga Valentin Paquay, quien desde el convento irradió su fervor apostólico en la predicación, en la confesión y en la dirección espiritual de la Tercera Orden Franciscana.
En efecto, el sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores fue tan asiduo al confesionario que en ocasiones se le comparó con el santo Cura de Ars.
El siervo de Dios Valentin Paquay nació en Tongres, Bélgica, el 17 de noviembre de 1828. Era el quinto de los once hijos del matrimonio de Enrico y Anna Neven. En el bautismo recibió el nombre de Luis.
En 1847 ingresó en la Orden de los Frailes Menores de la provincia belga. Ordenado sacerdote en Lieja en 1854, fue destinado al convento de Hasselt, donde permaneció el resto de su vida.
Del padre Paquay destaca especialmente su incansable apostolado. Se dedicaba a la predicación casi continuamente y su palabra llegó a ser muy estimada en los ambientes populares y en los institutos religiosos.
Fue conocido también por su asiduidad al confesionario. Muchas veces dio pruebas de penetrar de forma extraordinaria las conciencias de los penitentes que acudían a él incluso desde muy lejos.
Tuvo también una singular devoción a la Eucaristía, dirigiendo su apostolado a favor de la comunión frecuente.
Difundió el culto al Sagrado Corazón de Jesús y mantuvo siempre vivo el recuerdo de la Pasión de Jesús, que recordaba en el rezo diario del Vía Crucis.
El padre Paquay murió el 1 de enero de 1905 a los setenta y siete años de edad. La heroicidad de sus virtudes fue reconocida por el Papa Pablo VI en 1970.
