CIUDAD DEL VATICANO, 4 noviembre 2003 (ZENIT.org).- El presidente ruso Vladimir Putin ha asegurado que la visita que realizará este miércoles a Juan Pablo II busca promover la unidad entre los cristianos y no invitarle a visitar su país.
«Considero que mi objetivo es favorecer la unificación del cristianismo dando los pasos oportunos y no tanto hacer que el Papa pueda venir a Rusia», afirmó el líder de la Federación Rusa en una entrevista concedida este martes al diario italiano «Il Corriere della Sera».
«El cristianismo se encuentra en la base de la cultura europea y de la identidad europea», afirma Putin para subrayar la importancia del objetivo, antes de cumplir con su segunda visita al Vaticano.
En la audiencia pasada con el Papa, que tuvo lugar el 5 de junio de 2002, a diferencia de lo que habían hecho Mijaíl Gorbachov y Boris Yeltsin, Putin tampoco le invitó a visitar su país.
«Las divisiones que existen entre los católicos y la Iglesia ortodoxa existen también, por ejemplo, entre católicos y anglicanos. Todas estas diferencias deben ser reconciliadas», explica el presidente.
«Para Rusia esto es particularmente oportuno, pues representa también un paso de integración en el espacio europeo. Pero está claro que tenemos que integrarnos sin perder nuestra cultura y nuestra identidad. Por tanto, hay que proceder con mucha cautela por este camino», asegura.
«El Papa es una persona inteligente y sabia y creo que lo comprenderá», concluye.
El 20 de septiembre Putin ofreció una entrevista a periodistas estadounidenses, publicada por «The Washington Post» el 29 de septiembre, en la que explicaba que «debe respetar la posición de la Iglesia ortodoxa» rusa, que se opone al viaje papal.
El año pasado, las relaciones entre Rusia y la Santa Sede se deterioraron después de que las autoridades rusas expulsaran del país sin ofrecer explicaciones a un obispo y al menos a cinco sacerdotes católicos, después de que en febrero de 2002 el Santo Padre creara cuatro diócesis en Rusia.
La Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas están separadas desde el cisma de 1054. En mayo de 1999, Juan Pablo II se convirtió en el primer obispo de Roma que visitaba un país de mayoría ortodoxa, al llegar a Rumanía. Desde entonces, ha visitado otros países de mayoría ortodoxa en Europa del Este y en las Repúblicas ex Soviéticas.