ZHEJIANG, 11 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Cientos de templos e iglesias han sido cerrados por las autoridades de la provincia de Zhejiang –China oriental– por acoger a fieles ajenos a los grupos reconocidos por el gobierno, como por ejemplo la «Asociación Patriótica Católica China» (APCC).
Así lo ha denunciado recientemente el «Centro para los Derechos Humanos y la Democracia» de Hong Kong, especificando que son 392 templos budistas y diez iglesias los edificios cerrados en el marco de la campaña gubernativa contra «los miembros de grupos religiosos ilegales».
El organismo añade que 4 iglesias y 24 templos han sido destruidos, mientras que 92 lugares de culto budista han sido confiscados para su utilización como «centros recreativos».
Según su información, un cristiano chino, Liu Fenggan, viajó a la provincia para verificar lo que estaba sucediendo y fue detenido por la policía.
China sostiene que defiende la libertad religiosa, pero de hecho reconoce sólo aquellas iglesias sobre las que el gobierno ejerce un control directo.