ROMA, 12 noviembre 2003 (ZENIT.org).- La participación de laicos y laicas ha caracterizado el inicio del curso de formación para postuladores y colaboradores de causas de beatificación que ha llegado a su vigésima edición en Roma.
Con este motivo, el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, institución que lo convoca, aclara que «la santidad no es un lujo o un privilegio, es bueno que también el estudio científico de los santos esté abierto a los laicos».
En el curso, que se celebra en el Instituto Patrístico «Augustinianum», se han matriculado unas setenta personas. Serán capacitados para instruir Causas de Canonización y colaborar en ellas.
Fruto de la reforma del Código de Derecho Canónico, el curso comenzó hace 19 años, por deseo de Juan Pablo II, quien en su pontificado ha elevado a los altares a 476 santos y 1.324 beatos.
El curso tiene un carácter intensivo y consta de cuatro partes. La primera, tiene un carácter teológico; la segunda, histórico-hagiográfico; y las dos restantes tienen como finalidad el aspecto jurídico del trabajo que se debe realizar en las diócesis y en la Congregación.
«Desde que el Papa quiso aligerar los procesos y asegurar una preparación académica del personal, el papel de postulador ya no está limitado a los sacerdotes. Hay muchísimos laicos. Y muchas mujeres se han convertido en postuladoras», explicó monseñor Robert Sarno, oficial de la Congregación.
Las causas de canonización, «más allá de los aspectos jurídicos y administrativos, son sobre todo un instrumento pastoral para renovar el espíritu evangélico y estimular el crecimiento de la comunidad eclesial», constató Silvia Correale, postuladora laica.
Comprometida en la Acción Católica de Roma, Correale, que vive su trabajo «como servicio a la Iglesia en comunión con las diócesis y los institutos religiosos», hizo en 1992 el curso promovido por la Congregación para la Causa de los Santos en el «Augustinianum» y confirma que la asistencia de mujeres, solteras o casadas, va en aumento.
«Las primeras eran todas religiosas», recuerda. Correale, abogada civil que empezó hace 11 años como «colaboradora externa para elaborar una “Positio”, el informe de la vida del santo».
Desde 1997 hasta hoy le han sido encomendadas 50 causas relativas a cardenales y obispos, religiosos y monjes, pero también a muchos laicos de distintos países: de Italia –Armida Bareli y Mario Ferdinandi, magistrado de Todi–, de España –el arquitecto Antonio Gaudí–, de Inglaterra, Argentina, México o Estados Unidos, entre otros.
Correale reconoce que vive su trabajo «como una misión». «Siempre he respirado un aire de familia eclesial en la Congregación –subraya–. Nunca he percibido desconfianza; es más, he advertido una acogida cordial desde el prefecto hasta el conserje».
El secretario del curso, el padre Marcelo Enrique Méndez, explica que el postulador «es quien debe presentar la solicitud al obispo diocesano para poder proceder con una causa de beatificación atendiendo sobre todo a dos condiciones básicas: la fama de santidad y la fama de los signos que preceden a la causa misma».
«El postulador puede ser un sacerdote, un religioso, una religiosa o un laico –aclaró en los micrófonos de «Radio Vaticano» en una entrevista–. La condición es que se trate de una persona cualificada» a través de una buena preparación teológica, histórica y jurídica.