CIUDAD DEL VATICANO, 14 noviembre 2003 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha elaborado un «vademécum» para los centros culturales católicos de todo el mundo con el objetivo de ayudarles a convertirse en puentes capaces de superar la brecha que separa la cultura de la fe.
El «Vademécum de los Centros Culturales Católicos», editado por el Consejo Pontificio de la Cultura, fue presentado este viernes en la Sala de Prensa de la Santa Sede por el cardenal Paul Poupard, presidente de ese organismo vaticano.
El documento, publicado por el momento en italiano y más tarde en otros idiomas, responde a preguntas fundamentales: ¿qué son estos centros? ¿por qué? ¿qué hacen? ¿dónde se encuentran?
Entre estos centros hay asociaciones culturales, museos, comités culturales, institutos de historia o de arte, grupos bíblicos, fundaciones…
El purpurado francés aclaró que detrás de la denominación centros culturales católicos se encuentran «realidades extremadamente diversificadas, caracterizadas por múltiples actividades e intereses».
Su finalidad esencial es, aclaró, «poner en relación la fe cristiana con la cultura o las culturas de nuestro tiempo y con todos los fenómenos relacionados con ella».
«Por eso –afirmó–, la relación fe-cultura es el binomio esencial en el que se mueven todas las realidades que llamamos centros culturales católicos».
El «vademécum», añadió, ha surgido gracias a los encuentros internacionales de centros culturales católicos, organizados en todo el mundo desde 1993, en los que se constató la necesidad de «crear un instrumento de comunicación para formar una verdadera red de estas realidades».
Por este motivo, después de aclarar los rasgos que caracterizan a estos centros, el «Vademécum» presenta «una lista internacional de los centros culturales católicos», que se podrá consultar en la página web del Consejo Pontificio de la Cultura.
Ante la pregunta «¿qué es?», el «Vademécum» comienza explicando: «Un centro cultural católico es la expresión operativa de un grupo de cristianos animados por la convicción de que el anuncio evangélico puede traducirse en una contribución cultural».
Al aclarar el «¿por qué?» de estos centros, el «Vademécum» afirma: «es necesario y urgente un profundo y valiente discernimiento por parte de la comunidad cristiana de los muchos y nuevos fenómenos que afectan a la cultura y a la vida de la humanidad».
«Es necesaria y urgente una obra de formación crítica de las conciencias para evaluar adecuadamente, a la luz de los valores evangélicos, los problemas que están surgiendo», afirma el documento.
Sintetizando las conclusiones del «Vademécum», el cardenal Poupard explicó a los periodistas: «Para colmar el foso entre fe y culturas, entre Evangelio y experiencia cotidiana, entre el anuncio de Cristo y la indiferencia o el ateísmo práctico de tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo, la Iglesia ha dado grandes pasos, sobre todo a partir del Concilio Vaticano II y del llamamiento del Papa Pablo VI que, en la «Evangelii nuntiandi», denunciaba esta fractura como el verdadero drama de nuestra época».
Pero, además de las intervenciones del Magisterio y de los pastores, concluyó el purpurado, «es necesaria una acción local-territorial, que sepa valorar las tradiciones culturales de cada realidad, y que responda a las exigencias de una determinada población».
