ROMA, 27 noviembre 2003 (ZENIT.org).- No es posible un diálogo ecuménico fructífero sin una experiencia de comunión, constata el arzobispo de Praga, el cardenal Miloslav Vlk, en el Encuentro ecuménico de los obispos amigos del movimiento de los Focolares abierto el lunes pasado en Rocca di Papa (Roma).
La reunión comenzó con una oración, dirigida por el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, en distintos idiomas, entre ellos árabe y arameo, para invocar la paz por las víctimas en Turquía –sacudida recientemente por sangrientos atentados–.
Metropolitas, obispos ortodoxos, siro-ortodoxos, armeno-apostólicos, anglicanos, evangélico-luteranos y católicos de distintos países invocaron la abundancia del Espíritu Santo para que apresure la plena comunión visible entre las Iglesias como contribución indispensable, de forma que en un mundo amenazado por la división y el odio pueda extenderse la paz en la justicia.
Fue significativo que la oración resonara en el espléndido marco greco-bizantino de la abadía de San Nilo en Grottaferrata, fundada hace exactamente 1.000 años, cuando la Iglesia no tenía divisiones.
El encuentro, caracterizado por la experiencia de comunión, se celebra bajo el lema «La presencia de Cristo en medio de los suyos y el diálogo de la vida».
«Estoy personalmente muy convencido –declaró el cardenal Vlk— de que sin esta experiencia de comunión profundamente vivida no puede existir ecumenismo, auténtico diálogo. Menos aún el diálogo teológico es fructífero», recoge «Radio Vaticana».
Monseñor Shelmon Warduni, obispo auxiliar del patriarcado caldeo de Bagdad, agradeció haber sido invitado a esta cita. «Necesitaba salir de los bombardeos para encontrar otros bombardeos: los espirituales», reconoció.