CIUDAD DEL VATICANO, 1 enero 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II concluyó el año 2003 presidiendo en la tarde del 31 de diciembre un «Te Deum» de acción de gracias en el que imploró para el año que comienza paz, unión familiar, y vocaciones a la vida consagrada.
Acompañado por miles de peregrinos que llenaban la Basílica de San Pedro del Vaticano, en la homilía que leyó con bastante claridad, el Papa concluyó implorando la paz «para el mundo entero».
Dirigiendo su plegaria por intercesión de la Virgen María, antes había elevado su oración por la labor que la Iglesia realiza al servicio «de la familia, de los jóvenes y de las vocaciones de consagración especial».
«¡Que la familia pueda corresponder cada vez más plenamente al proyecto que Dios tiene para ella desde siempre!», exclamó el Papa.
Poniendo la mirada en el año 2004, el obispo de Roma pidió a los fieles invocar «la protección maternal de María Santísima para pedirle que siga guiando nuestro camino».
Los peregrinos habían acudido desde las primeras horas del día para participar en el «Te Deum», sin caer en los alarmismos que podían provocar noticias de posibles ataques terroristas contra el Vaticano.
Juan Pablo II, en relativa buena forma, hizo su entrada en el sillón de ruedas por el pasillo central de la basílica, saludando con la mano en alto a los presentes.