Infancia Misionera, niños que ayudan a sus coetáneos necesitados

Un fuerte compromiso evangelizador, en la raíz de la ayuda material

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 enero 2004 (ZENIT.org).- Este martes, solemnidad de la Epifanía, se celebró la Jornada Mundial de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera, una iniciativa en la que los propios niños tienden la mano a millones de niños necesitados de todo el mundo.

Es la finalidad que inspiró la Obra de la Santa Infancia –hoy Obra Pontificia de la Infancia Misionera, que pertenece a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos– iniciada por el obispo de Nancy, monseñor Charles de Forbin Janson, el 9 de mayo de 1843 en París.

«Impresionado por los sufrimientos de algunos niños chinos, abandonados, no bautizados, sin nada», el prelado comenzó creando un movimiento que incluía «también a niños franceses para orar por niños chinos y que después se comprometió a ayudarles económicamente», explicó el secretario general de la Infancia Misionera, el padre Patrick Byrne, a «Radio Vaticana».

«Hoy tenemos en casi todos los países del mundo una fuerte presencia de la Infancia Misionera y administramos un gran fondo para proyectos similares al inicial –observó–. En la base, sin embargo, está siempre el compromiso de evangelizar a los niños que aún no conocen a Cristo».

Según datos difundidos por la Obra Pontificia de la Infancia Misionera, de los 800 millones de niños del mundo, 250 millones son considerados como pequeños esclavos y unos 12 millones sufren y mueren por enfermedades y malnutrición.

Sólo por hambre fallecen aproximadamente 18 mil niños cada día, mientras que el Sida ha dejado huérfanos a 14 millones. Finalmente, al menos 300 mil son «niños-soldado» y unos 20 millones han sido desplazados por los conflictos bélicos.

En este contexto, la Jornada Mundial de la Infancia Misionera, que se celebra el día de Reyes, tiene como objetivo despertar en los niños la conciencia misionera universal y la comunión material y espiritual con otros niños de todo el mundo, especialmente los de las regiones e Iglesias más pobres.

Difundida en 115 países, en el 2002 la Infancia misionera distribuyó ayudas por valor de más de 13 millones de dólares que financiaron 2.667 proyectos en los cinco continentes, principalmente en países de África y Asia.

«En Alemania, por ejemplo, con ocasión del día de Reyes, se realiza una gran campaña de recogida de fondos para los niños del mundo –recuerda el padre Byrne–. Se movilizan medio millón de niños [«cantores de la estrella»] de todas las parroquias, que van de casa en casa cantando villancicos y pidiendo ayuda económica y espiritual para la infancia necesitada».

Se vinculó la Jornada mundial de la Infancia Misionera a la solemnidad de Epifanía porque ésta es «fundamentalmente una fiesta misionera»: Jesús, hecho niño, se reveló al mundo el día de la Epifanía, en el encuentro con los Reyes Magos, descubriendo al mundo su amor por los hombres.

Por ello se invita a los niños, precisamente en el período de Navidad, y en especial el día de la Epifanía, a dar a todo el mundo –sobre todo al mundo de los niños– este anuncio y a continuar la obra evangelizadora.

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ZENIT Staff

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