WASHINGTON, miércoles, 7 enero 2004 (ZENIT.org).- El episcopado de Estados Unidos ha constatado las letales repercusiones éticas que tiene la decisión del estado de New Jersey al autorizar la clonación de seres humanos y su avanzado desarrollo.
El gobernador James McGreevey firmó el 4 de enero una medida que no sólo permite la investigación que implica la destrucción de embriones humanos, sino que abre además las puertas a la experimentación con fetos clonados en proceso de embarazo, provocando después su aborto en estado avanzado.
«La ley de New Jersey está destinada a alentar las «granjas de fetos humanos» aprobadas por el gobierno», afirmó Cathy Cleaver Ruse, directora de Planificación e Información del Secretariado por la Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
«La ley, apoyada por la poderosa Biotechnology Industry Organization (BIO) lleva la investigación letal con seres humanos clonados a un nuevo y alarmante nivel», afirma el comunicado emitido a través de la oficina de información de la Conferencia episcopal.
«Promueve la clonación de embriones humanos y su desarrollo hasta estados avanzados de manera que puedan ser abortados supuestamente para ser utilizados como células y tejidos hasta el momento de su nacimiento», añade.
«Es la ley favorable a la clonación más extrema e inhumana del país», afirma Ruse. «Debería ser rechazada por todo estadounidense que cree en una mínima decencia y en los derechos básicos fundamentales para todos».