BERLÍN, jueves, 8 enero 2004 (ZENIT.org).- Invitando a reconocer «nuestra responsabilidad de renovarnos en la fe y de ser Iglesia misionera», el episcopado alemán ha hecho un llamamiento a los fieles para que, con la preparación espiritual y material, las Jornadas Mundiales de la Juventud –convocadas por Juan Pablo II– que acogerá el país en 2005 sean una «gran fiesta de fe».
Así se desprende de la carta pastoral –aprobada por el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal alemana, ha sido anticipada por «Korazym.org»– que deberá ser leída en todas las eucaristías en Alemania el próximo domingo, día del Bautismo del Señor.
Invitados por el Santo Padre, cientos de miles de jóvenes de todo el mundo se darán cita en Alemania en torno a las palabras de los Reyes Magos, «Hemos venido a adorarle» (Mt. 2, 2), que centrarán el gran encuentro en «la vocación de los hombres a buscar, encontrar y adorar a Cristo».
«Durante 10 días, jóvenes de 16 a 30 años compartirán experiencias de fe, profundizarán en su amor por Jesucristo, celebrarán la Santa Misa y encontraran el perdón en el sacramento de la penitencia».
Y hay más: «Se encontrarán como cristianos de diferentes países y culturas para experimentar así la comunión de la Iglesia difundida en todo el mundo», reconocen los obispos alemanes.
Del 11 al 15 de agosto del 2005, los participantes se alojarán en las diócesis alemanas, donde tendrán oportunidad de conocer el país, la vida de la Iglesia y se dedicarán a las personas en dificultades durante el Día del compromiso social. Son días cuya organización se ha encomendado a las diócesis respectivas.
A continuación, se ha convocado a los jóvenes en Colonia del 16 al 21 de agosto. Allí se reunirán para las catequesis con los obispos de sus países de origen, peregrinarán a la catedral, rezarán el Vía Crucis y celebrarán un gran festival cultural juvenil.
El encuentro con el Papa se prevé en la vigilia del 20 de agosto. La celebración eucarística del día siguiente con el Santo Padre marcará el momento culminante y la conclusión de la JMJ.
Es un itinerario cuya preparación «deberá convertirse en un punto de partida espiritual para nuestra Iglesia», piden los obispos: «debemos reconocer los signos de los tiempos y nuestra responsabilidad de renovarnos en la fe y de ser Iglesia misionera», una tarea en la que el camino hacia la JMJ se presenta como una «extraordinaria oportunidad y obligación».
El próximo domingo de Ramos, comenzará en Berlín la peregrinación de la Cruz, que en la fase introductiva de cada JMJ, junto a un icono de la Madre de Dios, es llevada por los jóvenes como signo de esperanza.
«¡Todos estamos invitados a acompañar la Cruz de la JMJ a través de nuestras diócesis!», se lee en la misiva.
«¡Tomad la JMJ en serio y ayudad a hacer de ella un gran tema de vuestro barrio y en nuestro país!», exhortan los obispos a los fieles.
En este contexto, piden que las vacaciones del 2005 también se planifiquen teniendo en cuenta el período de celebración de la JMJ, «para que los jóvenes del mundo no encuentren casas y comunidades vacías», sino que puedan «vivir una cordial hospitalidad».
«Os rogamos vuestra colaboración y apoyo generoso», añaden los obispos, «pero sobre todo pedimos vuestra oración para una buena preparación y el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud, de forma que sea verdaderamente una gran fiesta de la fe».