Jesús, «rostro humano de Dios y rostro divino del hombre»; según el Papa

Dedica el «Angelus» a meditar sobre el significado de la fiesta del Bautismo del Señor

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 11enero 2004 (ZENIT.org).- Jesús es «rostro humano de Dios y rostro divino del hombre», aseguró Juan Pablo II este domingo al ofrecer una meditación sobre el significado de la fiesta del Bautismo del Señor que celebraba la Iglesia.

El pontífice dedicó su tradicional encuentro dominical con miles de peregrinos, con motivo de la oración mariana del «Angelus», a comentar el significado de esta celebración con la que concluye el período litúrgico de la Navidad.

En la eucaristía dominical, los fieles de los cinco continentes escucharon la narración evangélica que presenta a Juan Bautista ofreciendo a Jesús el bautismo de penitencia, en la que resuenan las palabras atribuidas por el Evangelio a Dios Padre: «Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado» (Lucas 3,21-22).

«Es la primera manifestación pública de la identidad mesiánica de Jesús, después de la adoración de los magos», explicó el Papa en su intervención leída con voz clara en un mediodía soleado y algo fresco.

«Por este motivo –añadió–, la liturgia pone en relación el Bautismo y la Epifanía, con un salto cronológico de unos treinta años: el Niño, al que adoraron los magos como rey mesiánico, es consagrado hoy por el Padre en el Espíritu Santo».

En la narración evangélica, subrayó el obispo de Roma, Jesús es presentado como «Cordero de Dios» que viene «para cargar sobre él y quitar el pecado del mundo».

Por ello, exhortó: «nosotros, que en Navidad hemos celebrado el gran acontecimiento de la Encarnación, estamos invitados a mantener fija la mirada en Jesús, rostro humano de Dios y rostro divino del hombre».

Concluyó, como acostumbra a hacer, haciendo referencia a María Santísima, «maestra insuperable de contemplación».

«Si tuvo que sufrir humanamente al ver cómo Jesús dejaba Nazaret, de su manifestación recibió nueva luz y fuerza para la peregrinación de la fe», aclaró.

«El Bautismo de Cristo constituye el primer misterio de la luz para María y para toda la Iglesia. ¡Que ilumine el camino de todo cristiano!», exhortó el Santo Padre.

El Papa, que hablaba a los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro desde la ventana de su estudio, apareció sonriente. Al final del encuentro, saludó en su idioma a un grupo de peregrinos provenientes de Ucrania.

En años precedentes, Juan Pablo II acostumbraba a bautizar a bebés en la Capilla Sixtina en la fiesta del Bautismo de Jesús. En este año los colaboradores del Papa le han aconsejado suprimir esta costumbre para evitarle un ulterior cansancio.

Para este lunes, está previsto su esperado encuentro con los embajadores de los países acreditados ante la Santa Sede en el que hará un balance de la situación internacional.

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ZENIT Staff

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